Gal 5:16 andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne.
Debe hacerse una distinción cuidadosa con respecto a tu relación con la carne como cristiano. Hay una diferencia en las Escrituras entre estar en la carne y caminar de acuerdo a la carne. Como cristiano, tú ya no estás en la carne. Esa frase describe a la gente que todavía está muerta espiritualmente (Rom 8:8), aquellos que viven independientes de Dios. Todo lo que hacen, ya sea bueno o malo moralmente, es en la carne.
Tú no estás en la carne: tú estás en Cristo. Ya no eres independiente a Dios, tú has declarado tu dependencia a Él al depositar tu fe en Cristo. Pero aunque ya no estás en la carne, todavía puede que escojas caminar de acuerdo a la carne (Rom 8:12-13) Todavía puedes actuar independiente de Dios al responder con la mentalidad, patrones y hábitos arraigados en ti por el mundo en que vives. Pablo reprendió a los inmaduros cristianos de Corinto como carnales debido a sus celos, luchas, divisiones e identidad equivocada (1 Cor 3:1-3). Hizo una lista de evidencias del vivir en la carne en Gál 5:19-21. Los no creyentes no pueden evitar vivir de acuerdo a la carne porque están totalmente en la carne. Pero tu viejo amo se ha ido. Ya no estás en la carne y ya no necesitas vivir de acuerdo a sus deseos.
Deshacerse del viejo yo es la responsabilidad de Dios, pero rendir la carne y sus deseos es nuestra responsabilidad (Rom 8:12) Dios ha cambiado tu naturaleza, pero es tu responsabilidad cambiar tu comportamiento al hacer morir los deseos del cuerpo (Rom 8:13) Ganarás la victoria sobre la carne al aprender a condicionar tu comportamiento como tu nuevo amo, tu nuevo yo el cual está impregnado con la naturaleza de Cristo y aprendiendo a transformar tu viejo patrón de pensamiento y responder a tu carne entrenada al pecado al renovar tu mente (Rom 12:2)
Por Neil Anderson
ORACIÓN
Señor, sabiendo que ya no estoy controlado por el pecado es un conocimiento liberador. Puedo caminar hoy en libertad de mi antigua naturaleza. Alabo tu nombre en Cristo Jesús, amén.
