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Devocional: El acto de despojo de Cristo

Por: Mendoza Daniel
Devocional: El acto de despojo de Cristo
Fecha: Domingo, 21 de enero del 2018 ID: 201700001571

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Filip 2:7 (Cristo) se despojó a sí mismo…

Cristo renunció a sus privilegios divinos.

Aunque Cristo nunca rindió su deidad, sí se despojó a sí mismo en ciertas maneras. Una manera fue el renunciar a su gloria celestial. Es por ello que en Juan 17:5 Jesús oró: “glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese” Cristo dejó la gloria de relación cara a cara que tenía con Dios por la suciedad de este mundo. Él cedió la presencia adoradora de ángeles por el escupitajo de los hombres.

Cristo también se despojó a sí mismo de Su autoridad independiente. Completamente se sometió a la voluntad del Padre y aprendió a ser un siervo. Filipenses 2:8 dice que se hizo obediente y vemos esa muestra cuando dijo en el huerto “no sea como yo quiero, sino como tú”  (Mat 26:39), Él vino a hacer la voluntad del Padre, no la suya (Juan 5:30)

Otra manera en la que Cristo se despojó a sí mismo fue al poner a un lado las prerrogativas de su deidad (la muestra voluntaria de Sus atributos) él no se despojó de Su deidad pero sí renunció al ejercicio libre de Sus atributos limitándose al punto de decir que ni Él sabía el tiempo de su segunda venida (Mat 24:36)

Cristo también se despojó a sí mismo de Su riqueza personal “porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, par que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (2 Cor 8:9) Cristo fue pobre en este mundo, poseía muy poco. Finalmente Cristo se despojó de una relación favorable con el Padre.

Dios le hizo, a Él que no conoció pecado, pecado, por nuestro beneficio (2 Cor 5:21) Como resultado, nuestro Señor clamó en la cruz “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has desamparado?”  (Mat 27:46)

Aunque Cristo renunció a todos esos privilegios, Él nunca dejó de ser Dios. En cualquier momento pudo haber arrasado de la faz de la tierra a sus enemigos, pero no lo hizo. Él voluntariamente se despojó a sí mismo por ti y por mí.

Por John MacArthur

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

2 Tesalonicenses 2:3-4 (RVR 1960)

Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.

Palabras Claves: John MacArthur Reflexiones El acto de despojo de Cristo

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