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Devocional: Recordando tu herencia

Por: Mendoza Daniel
Devocional: Recordando tu herencia
Fecha: Sábado, 16 de septiembre del 2017 ID: 201700001031

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1 Ped 1:3-4 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros

Un privilegio extraordinario que tienes como cristiano es ser beneficiario de una herencia espiritual rica y emocionante. Jesús nos dio un vistazo de su magnitud cuando dijo: “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mat 25:34) ¡El mismo reino es parte de tu herencia!

Esta herencia es compartida por todos los hijos de Dios. Hebreos 9:15 dice que Cristo es “mediador de un nuevo pacto, para que… los llamados reciban la promesa de la herencia eterna” Jesús encargó a Pablo que predicara a los gentiles para que abriera sus ojos para que se convirtieran de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios, para que recibieran por la fe que es en Cristo, perdón de pecados y herencia entre los santificados. (Hch 26:18)

Nadie puede entender completamente todo lo que Dios ha preparado para los que le aman (1 Cor 2:9), en consecuencia, en ocasiones quizá te olvides que eres un hijo del Rey y comiences a actuar como si todo lo que tuvieras que vivir fuera para este mundo. Puede que Dios tenga que disciplinarte de vez en cuando para corregir tu comportamiento. Pero algún día serás todo lo que Dios te creó para que seas y conocerás toda la gloria de tu herencia. Mientras tanto, sé diligente en poner la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra (Col 3:2) Enfócate en tu herencia y adora a Dios por ello. Eso te ayudará a ver más allá de tus circunstancias presentes a la gloria que te espera cuando Jesús te llame a casa.

Por John MacArthur

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

San Juan 3:16 (RVR 1960)

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Palabras Claves: John MacArthur Reflexiones

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