Heb 11:17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito
La razón principal por la que Dios permite pruebas en las vidas de los cristianos es para probar la fortaleza de su fe.
El ejemplo memorable en Génesis 22: la prueba de Abraham, es quizá la prueba más severa que cualquier ser humano ha podido enfrentar. Cuando Dios le dijo a Abraham que ofreciera a su único hijo Isaac como holocausto en una de los montes de Moriah (Gen 22:1-2), Abraham sin duda quedó perplejo. En cuanto a la naturaleza de Dios, Su plan de redención, Su promesa a Abraham y Su amor por Isaac, el concepto completo era absolutamente inconcebible y sin precedentes.
Pero ante todo eso, Abraham mostró una fe extraordinaria al enfrentar esta prueba (Gen 22:3-8), él no dudó de Dios como muchos de nosotros, sino que obedeció inmediatamente (v3) y mostró la confianza de que tanto él como Isaac volverían (v5) y que Dios supliría el cordero para el holocausto (v8) Entonces Abraham mostró que estaba dispuesto a obedecer completamente.
Génesis 22 nos dice que “ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo” (v9-10) ¡Qué fe tan increíble y qué momento tan dramático cuando Dios salvó a Abraham del costo completo de la obediencia! (v11-12) La historia claramente nos muestra la naturaleza de la fe verdadera (Gen 15:6) y por qué Abraham más adelante fue llamado el padre de la fe (Rom 4:11-12, Gal 3:6-7)
Como herederos de Abraham y su extraordinaria confianza en Dios, nosotros también podemos enfrentar las pruebas más difíciles y pasar las pruebas de nuestra fe que parecen increíblemente severas en el momento. Dios quizá quiera que nosotros ofrezcamos a nuestros seres queridos a Él y dejarlos ir a Su manera, en lugar de sostenerlos apretadamente para nuestros propósitos. Sin embargo, si vemos a Dios como lo hizo Abraham (Heb 11:17-19) podremos tener confianza en cualquier prueba y saber con certeza que nuestra fe ha pasado la prueba.
Por John MacArthur
