Un hombre desechado por los hombres, poseído por demonios, adicto, loco, un desecho humano, es transformado por el Poder del Amor de Dios. Cristo lo Salvó.
Porque yo sé de vuestras muchas rebeliones, y de vuestros grandes pecados; sé que afligís al justo, y recibís cohecho, y en los tribunales hacéis perder su causa a los pobres.
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.