Desde el momento en que la OMS (Organización Mundial de la Salud) declaró oficialmente una pandemia, millones de personas en la mayor parte del mundo comenzaron a tener que lidiar con sentimientos incómodos como angustia, dudas, temores e incertidumbres.
Además, se nos pidió restringir nuestros movimientos y protegernos en nuestros hogares, reduciendo así el riesgo de contaminación, lo que agrava la prevalencia de ansiedad y depresión durante el tiempo de crisis.
El Covid-19 sin duda se debe tomar en serio, sin embargo, por lo que tiene un gran impacto en nuestro cuerpo, es necesario que nuestro sistema inmunológico es más frágil.
Por lo tanto, es importante señalar que el estrés, la preocupación, la soledad, la falta de sentido y el significado, el vacío espiritual y el insomnio también son factores desencadenantes que permiten la aparición de ansiedad y trastornos depresivos.
Somos seres sociales. Nuestro cerebro necesita conectarse con otras personas. ¿Quieres pruebas?
¿Detenerse y pensar cuánto porcentaje de sus pensamientos durante el día tienen que ver con otras personas? Probablemente más del 80% o 90% de sus pensamientos están relacionados con otras personas. Un cerebro con funcionamiento normal siempre buscará conexiones y socializaciones.
Entonces, en este momento de aislamiento, uno de los mayores estresores es sentir soledad. Presta atención: puedes estar solo y no sentirte solo.
La soledad es diferente de la soledad. La soledad es cuando estar solo no genera angustia o incomodidad; Ya en soledad, la persona se siente angustiada, vacía, no amada y, a menudo, incluso angustiada.
El estrés excesivo promueve la liberación de hormonas que alteran nuestro estado corporal. La hormona principal que está relacionada con este sistema de respuesta es el cortisol.
La concentración de cortisol en la sangre aumenta abruptamente después de la activación del eje hipotalámico-pituitario-adrenal, que ocurre en el período de estrés y depresión clínica, y esto disminuye la inmunidad y nos hace más propensos a infecciones e inflamaciones.
Encontrar formas de controlar la ansiedad, no solo protege la salud mental, sino que también nos permite poder operar con enfoque, prudencia, discernimiento y creatividad frente a los gigantes con los que tenemos que luchar.
Según las observaciones realizadas, en cuarentena se desencadenan muchos fenómenos conductuales y emocionales y, para enfrentarlos, es importante que sepamos qué son y cómo actúan en nuestra mente.
Vale la pena señalar que, al enfrentar la cuarentena, atravesaremos algunas fases que tienden a ser comunes entre nosotros.
La pregunta todavía se está resolviendo y la mente todavía recibe los estímulos sin interpretar realmente los eventos o, si la mente los interpreta, lo hace con una cierta distancia emocional.
Los movimientos de ayuda comienzan a ser elaborados por diferentes segmentos, esquinas en los balcones, asentimientos, palabras de apoyo y apoyo y se perciben actos generosos y altruistas.
¡Es momento de superar el estrés durante la pandemia!
Por: Abner Morillas.
