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¿Qué es la blasfemia contra el Espíritu Santo?

Por: Mendoza Daniel
¿Qué es la blasfemia contra el Espíritu Santo?
Fecha: Viernes, 29 de septiembre del 2017 ID: 201700001101

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“Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero”, (Mateo 12,31-32).

La orientación presentada por Jesús en este relato difiere la blasfemia contra el Espíritu Santo de todos los demás tipos de pecado dentro de la narrativa bíblica. De esta manera, es necesario analizar, a la luz de la exégesis del Nuevo Testamento, la relación de las expresiones usadas en este período.

La traducción de la versión en Inglés de King James traduce la expresión hamartia por “toda forma de pecado“. Es evidente, sin embargo, que el sentido de la expresión es “toda otra especie de pecado”. Por lo tanto, la blasfemia contra el Espíritu Santo no está incluida en esta expresión.

Las traducciones de Juan Ferreira de Almeida, Edición Revista y Actualizada en Brasil (Sociedad Bíblica de Brasil) revisada y corregida, viene literalmente del griego, nos trae que todo pecado, oscurece el sentido más amplio.

Sin embargo, existen varias posibilidades sobre lo que realmente es blasfemar contra el Espíritu Santo.

Sobre este tema tan difícil, empiezan a surgir varias opiniones, como por ejemplo lo que ocurre entre algunos de los pentecostales extremados, quienes afirman que “blasfemar contra el Espíritu Santo” es: Descreer, dudar de alguien que habla en lenguas; reírse o escarnecer, no creer en la acción del Espíritu Santo durante el culto; dudar de cualquier cosa que sea sobrenatural.

Por el otro lado, “cesacionistas (aquellos que no creen en los dones de señales), o más tradicionales, incluso afirman que los exagerados del movimiento pentecostal o neopentecostalismo no deja de ser una especie de blasfemia contra el Espíritu Santo.

Sin embargo, tanto ultrapentecostales como cesacionistas,o tradicionales extremistas, demuestran mucha exageración e incluso fanatismo en la exposición de estas opiniones, ausentes de coherencia teológica. Pocos se detienen a examinar el contexto de los pasajes bíblicos alusivos a la blasfemia contra el Espíritu Santo, como sucede en la mayoría de los casos aparentemente divergentes en la Biblia.

Analizando el contexto y lo que dijeron los grandes estudiosos

El análisis del texto explica algunos puntos a los que debemos tomar. Los textos relevantes se encuentran en los tres primeros evangelios, llamados “evangelios sinópticos” (que deben ser vistos juntos). En Mateo 12, las afirmaciones de Jesús sobre blasfemar contra el Espíritu Santo dichas fueron cuando Él sanó a un hombre poseído de demonios cuyo dominio lo había hecho ciego y mudo. En Marcos 3, la curación no se menciona; Lucas registra la cura en el capítulo 11, y menciona la blasfemia contra el Espíritu Santo en 12:10.

Considerar el mal como bien o qué la luz eran tinieblas, era práctica común entre los fariseos. Este acto trae en sí mismo una alerta anunciada por el profeta Isaías (Isaías 5:20: !Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!), y ahora reinterpretado por Jesús como blasfemia contra el Espíritu Santo.

A lo largo de la historia, muchos estudiosos emitieron su opinión sobre este tema. De acuerdo a Ireneo, la blasfemia contra el Espíritu Santo sería el rechazo del evangelio. Para Atanasio, la negación de la divinidad de Cristo, el cual tuvo su evidencia al hombre por la concepción del Espíritu Santo. En cuanto a Orígenes, todo quebrantamiento de la ley después del bautismo. Finalmente, Agustín creía que la blasfemia contra el Espíritu representada era por la dureza del corazón humano, rechazando la obra de Cristo.

Vemos que la acusación contra Jesús en Mateo 12:24 ( “Este no echa fuera los demonios , sino por Beelzebú, el príncipe de los demonios” ) denuncia, erróneamente, que él no pasaba de ser un simple curandero, cuya exorcismos fueron hechos por el poder del Maligno, acusación que se repite en los evangelios. Se confiesa así el verdadero significado y la semántica del poder y de las obras del Mesías. No vemos, en el texto, la negación de la realidad del milagro, sino la acusación de que lo mismo es diabólico, negándolo como señal del poder soberano de Dios.

La reacción de Jesús ocurre a través de una serie de parábolas rápidas que demuestran que es ilógico pensar que Satanás daría poderes a Jesús para destruirse a sí mismo. La última parábola (Mt 12:29), acerca de apoderarse de los bienes del valiente, puede ser una alusión a Isaías 49: 24-25, en que Dios describe la salvación futura con el mismo tipo de figura de lenguaje.

La existencia de un pecado imperdonable ha movido la mente de los cristianos en todo el mundo y en todos los siglos del cristianismo. Podemos observar, en el contexto presentado por el evangelista, que la advertencia de Jesús se dirige contra los que rechazan su mensaje al llamarlo satánico.

Sin embargo, vemos que hay preocupación de que algo se puede eliminar el acto de perdón de Cristo, esto es, irónicamente, evidencia de que el hombre cree en Cristo , y que el mismo fuera enviado por Dios, probando que tal persona, Jesús no había cometido el pecado contra el cual el Señor advierte.

La blasfemia contra el Espíritu Santo y rechazar la gracia preciosa para la salvación en Jesucristo

Por lo tanto, podemos concluir que sólo aquellos que dicen ser apáticos a las buenas nuevas de Cristo bien podrían blasfemar contra el Espíritu Santo, y no cristianos, según lo recomendado por el apóstol Pablo en Efesios 4: 17-22: ” Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos (…)”.

Acerca de este terrible pecado, el predicador mundo Billy Graham en su libro ” El Espíritu Santo ” en las páginas 134 y 135:”El peor pecado que un ser humano puede cometer contra el Espíritu Santo es blasfemar con él. La razón es clara: para este pecado no hay perdón. Todos los otros pecados contra el Espíritu Santo son cometidos por creyentes. Podemos arrepentirnos de ellos, recibir perdón, y hacer un nuevo comienzo. Con la blasfemia contra el Espíritu Santo es diferente. Este pecado, llamado “el pecado imperdonable”, es cometido por los incrédulos, los enemigos de Jesús, cuando lo acusaron de expulsar demonios por el poder de Satanás a pesar de que él les había dicho antes que los expulsaba por el poder del ‘Espíritu de Dios’, cometieron este pecado. Entonces Jesús continuó: ‘Por eso os declaro: Todo pecado y blasfemia serán perdonados a los hombres; pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Si alguien profiere alguna palabra contra el Hijo del hombre le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo no será perdonado esto, ni en este mundo ni en el futuro” (Mt 12:31, 32)”.

Mientras el Espíritu se está ocupando de una persona, ésta no comete tal pecado imperdonable. Pero cuando alguien se opone al Espíritu Santo éste le deja de lado, entonces esta persona está en peligro. En otras palabras, el pecado imperdonable implica el rechazo total e irrevocable de Jesucristo. Creo que eso es lo que Estaban estaba diciendo en el sermón que predicó poco antes de ser martirizado: “Hombres de dura cerviz [terco, BLH]! ¡Siempre resisten al Espíritu Santo” (Hechos 7:51).

Por lo tanto, creo que la clave reside en la afirmación de Billy Graham: “el pecado imperdonable implica el rechazo total e irrevocable de Jesucristo (…)”.

Louis Berkhof, en su “Teología Sistemática”, página 249, expresa: “No es tanto un pecado contra la persona del Espíritu Santo, como contra su obra oficial, que consiste en revelar, tanto objetiva como subjetivamente, la Gracia y la Gloria de Dios en Cristo. La raíz de ese pecado es el consciente y deliberado odio a Dios y a todo lo que se reconoce como divino. Es imperdonable, no porque su culpa trascienda los méritos de Cristo, o porque el pecador esté fuera del alcance del poder renovador del Espíritu Santo, sino porque hay también en el mundo de pecado ciertas leyes y ordenanzas establecidas por Dios y por Él mantenidas . En el caso de pecado particular, la ley es que excluye toda posibilidad de arrepentimiento, cauteriza la conciencia, endurece al pecador y, así, hace imperdonable el pecado. De ahí, en los que cometieron ese pecado podemos esperar ver un pronunciado odio a Dios, una actitud desafiante hacia Él y hacia todo lo divino, un placer en ridiculizar y difamar lo que es santo, y un desinterés absoluto en cuanto al bienestar del alma y de la vida futura. En vista del hecho de que ese pecado no es seguido por el arrepentimiento,

podemos estar razonablemente seguros de que los que temen haber cometido y se preocupan por ello, y desean las oraciones de otras personas por ellos, no lo cometieron”.

Por Orlando Martins, Vice Presidente de AD Más de Cristo en Florianópolis, Pastor-Auxiliar, Licenciatura en Teología y Periodismo. Especialista en Educación, Maestría en Teología en la EST. Escritor, Director de la Facultad Más de Cristo. Profesor universitario y de materias teológicas en seminarios y facultades en el estado de Santa Catarina.

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

Ezequiel 11:19 (RVR 1960)

Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne.

Palabras Claves: Espiritu Santo Blasfemia contra el Espiritu Santo

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