En esta oportunidad daremos respuesta a la pregunta que nos hiciera Julie y la misma dice así:
¿En el cielo estaremos como familia? Es decir: ¿Mi mamá, seguirá siendo mi mamá, y me va a reconocer como su hija? Tengo esta duda por el versículo que dice: “La que haya tenido dos maridos, ¿Quien será su marido en el cielo?
Para contestar esta pregunta; iniciaremos desde la cita bíblica que nos proporciona Julie. Este versículo, del cual se hace referencia acá, se encuentra en los evangelios. Vamos a tomar la cita del evangelio de Mateo capitulo 22 y versos del 23 al 32: (esto con el fin de entender el contexto del mismo)
Aquel día se le acercaron unos saduceos, quienes dicen que no hay resurrección, y le preguntaron diciendo: 24 —Maestro, Moisés dijo: Si alguno muere sin tener hijos, su hermano se casará con su mujer y levantará descendencia a su hermano. 25 Había, pues, siete hermanos entre nosotros. El primero tomó mujer y murió, y como no tenía descendencia, dejó su mujer a su hermano.26 De la misma manera sucedió también con el segundo y el tercero, hasta los siete.27 Después de todos, murió también la mujer. 28 En la resurrección, puesto que todos la tuvieron, ¿de cuál de los siete será mujer?29 Entonces respondió Jesús y les dijo: —Erráis porque no conocéis las Escrituras, ni tampoco el poder de Dios;30 porque en la resurrección no se casan ni se dan en casamiento, sino que son como los ángeles que están en el cielo.31 Y acerca de la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios?32 Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
Primero: Los Saduceos eran un grupo religioso en los tiempos de Jesús. Este grupo religioso no creía en la resurrección. Con la intención de tentar a Jesús, se acercaron de tal manera que intentaron confundirlo públicamente con esta pregunta complicada. Los saduceos querían demostrar lo absurdo que era la doctrina o enseñanza de Jesús con respecto a la resurrección y de la vida venidera o la vida eterna
Nótese desde el principio lo absurdo y sensual que era la pregunta, una mujer casada siete veces, siete maridos; ¿Con cual de los siete estaría en el cielo en la resurrección? Ahora bien aunque la pregunta pareciera absurda; también tenia sentido, porque los Saduceos solo se apegaban al Pentateuco; y hacen referencia a la “ley del levirato”, que ordenaba que si un hombre moría sin dejar hijos, su hermano o pariente más cercano debía casarse con la viuda y tener con ella descendencia, que sería contada como si fuera familia del difunto o pariente ya fallecido. La cita de referencia se encuentra en Deuteronomio 25: 5 – 10. Y es el verso 5 que hace referencia a este tema: “Si unos hermanos viven juntos y muere uno de ellos sin dejar hijo, la mujer del difunto no se casará fuera de la familia con un hombre extraño. Su cuñado se unirá a ella y la tomará como su mujer, y consumará con ella el matrimonio levirático.
Es por ello que Jesús les contesta: “Erráis porque no conocéis las escrituras”. Y Jesús les recuerda, o les trae a memoria la cita de Éxodo 3:6:” Yo soy el Dios de tus padres: el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su cara, porque tuvo miedo de mirar a Dios”. Estas fueron las palabras que Jehová le dijo a Moisés en la zarza. Y Jesús añade al final: “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos”.
Dos siglos hacia que Jacob, el Último de los tres, había muerto y había sido llevado al sepulcro; y sin embargo Dios los mencionó como si todavía estuviesen vivos, y él fuese su Dios. No dijo, “Yo era el Dios Abraham” etc., sino que se presento como, “Yo soy el Dios de Abraham”.
Jesús manifestó que aunque los hombres tuvieran un cuerpo material, la constitución y necesidades consiguientes de éste serian muy distintas de lo que son ahora. “En la resurrección, ni se casan, ni se dan en casamiento; mas son como los ángeles de Dios en el cielo.”
Serán los mismos cuerpos que tenían antes de su muerte, pero libres de todas las funestas consecuencias del pecado.
¿Cómo nos veremos en el cielo? ¿Seguiremos el mismo rol familiar, conyugal o paterno? Como vimos anteriormente; “seremos como los ángeles” “no se casan ni se dan en casamiento”. Es decir: Los ángeles de Dios en el cielo gozan de inmortalidad, bienaventuranza, y perfección de pureza. Por lo tanto en el Cielo no perderemos la memoria de quienes éramos cada uno en la tierra, yo sabré quien era mi padre, mi esposa, mis hijos etc. Ahora bien, no será el mismo trato, es decir no nos llamaremos hijos, ni padre, ni esposa, pero nos amaremos con un amor mucho más fuerte que en la tierra.
¿Porque hablo de que tendremos conciencia de lo que ocurrirá en el cielo y que nos reconoceremos? Recordemos el relato de Lucas 16:24 dice: “Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.” Observemos como el rico reconoce a Lázaro, el rico estaba en el Hades, y reconoció a Lázaro que estaba en el ceno de Abraham. Es más se da un dialogo aquí muy interesante. Pero el punto de énfasis será el grado de conciencia y de reconocimiento de nuestros semejantes en el cielo.
Para concluir: en el cielo estaremos bajo el poderío total y absoluto de Dios, gozáremos y disfrutaremos de su presencia plena y total.
Es por ello que se hace indispensable, hablarles del amor de Cristo a nuestros semejantes. Y especialmente a nuestra familia, nuestros padres, hermanos, tíos, abuelos etc. Porque viene un tiempo distinto en donde unos resucitarán para condenación y otros para vida eterna, y que triste es el pensar que nuestros familiares y amigos sufrirán un castigo eterno, hablemos hoy que es el día aceptable de Dios para ellos y que puedan reconocer al único y verdadero Dios como su salvador y puedan gozar de esta bendición de ser parte de quienes estaremos en el cielo.