Filip 1:21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
Además de las Escrituras, Dios nos ha dado recursos espirituales suficientes para enfrentar el sufrimiento y la muerte.
Wall Street, el sinónimo del Mercado de Valores Estadounidense e Inversión Financiera, es un lugar donde la confianza puede subir y bajar con gran fuerza e imprevistamente, junto con el levantamiento o hundimiento del nivel de los precios de las acciones. Los precios siempre parecen nivelarse, pero ¿quién podría estar seguro de cómo se comportarán en el futuro?
La confianza espiritual del apóstol Pablo no estaba basada en lo fluctuante de los mercados financieros, sino en verdades que son estables y confiables. Antes vimos su confianza en la Palabra de Dios, y hoy veremos tres razones más que hicieron que Pablo confrontara la muerte confiadamente.
Primero, Pablo confiaba en las oraciones de otros creyentes. Pero no era una confianza presuntuosa porque él creía en pedir a los demás que oraran (ver Rom 15:30) Pablo estaba convencido de que “la oración eficaz del justo puede mucho” (Sant 5:16)
Segundo, Pablo confiaba en que el Espíritu Santo supliría todos los recursos necesarios para sostenerlo a través de cualquier sufrimiento incluso la muerte. Todos los cristianos pueden tener la misma confianza “el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Rom 8:26)
Tercero, Pablo tenía la máxima confianza en las promesas de Cristo. El apóstol estaba seguro de que Dios le había llamado a un ministerio específico (Hch 26:16) y si él era fiel, nunca sería avergonzado (Marcos 8:38) Jesús nunca abandona a Sus ovejas, sin importar lo triste y frustrante parezcan sus circunstancias (Juan 10:27-28)
Nuestro verso de Filipenses resume la confianza y gozo de Pablo a pesar de la posible muerte. Mientras estuviera sirviendo a Jesucristo, podría morir pronto porque la muerte libera al creyente de las cargas terrenales y le permite glorificar a Cristo eternamente. Podemos confiar en las mismas promesas y provisiones como lo hizo Pablo y tener el mismo tipo de gozo. Jesús es el mismo ayer, hoy y por los siglos (Heb 13:8)
Por John MacArthur