Sant 1:23-24 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.
Hombres: ¿alguna vez has estado en el trabajo y te tocaste la cara sólo para darte cuenta de que se te olvidó afeitarte? Quizá te distrajiste por el llamado de tu esposa a desayunar o por uno de los niños. Damas: ¿has estado alguna vez en público y de pronto te das cuenta de que se te olvidó aplicar algo de maquillaje? Esas son cosas comunes que ilustran lo que significa escuchar la Palabra de Dios y fallar al accionar.
Santiago 1:23 dice: “Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural” esto no se refiere a una mirada ocasional sino a una mirada cautelosa, cuidadosa y observadora. Esta persona está tomando una buena y larga mirada a sí misma. Oidores de la Palabra no necesariamente son superficiales o casuales en su acercamiento a la Escritura. Pueden ser estudiantes serios de la Palabra. El hecho es que algunos profesores de seminario o maestros de escuela dominical no son verdaderos creyentes. Algunos incluso escriben comentarios y otras obras de referencia bíblica. Tu respuesta a la Palabra, no la profundidad de tu estudio solamente, es el punto con Dios.
Quizá haya algo que la Palabra de Dios te esté enseñando a hacer que has estado posponiendo. Si es así, no te demores más. ¡No seas un oidor olvidadizo!
Por John MacArthur