CAMERÚN. – La crueldad del grupo terrorista Boko Haram ha alcanzado nuevas alturas en un reciente ataque a una aldea cristiana donde los radicales islámicos les cortaron las orejas a las mujeres cristianas.
El 29 de julio, militantes de Boko Haram irrumpieron en la aldea cristiana de Gagalari en la ciudad norteña de Yagou, Camerún., tomando como rehenes a ocho mujeres y cortándoles las orejas antes de liberarlas.
“Llegaron durante la noche, entraron en las casas y una por una secuestraron a las mujeres, solo a las mujeres”, dijo una fuente local, que permaneció en el anonimato, según la organización cristiana Ayuda a la Iglesia Necesitada.
“Las llevaron y le amputaron una oreja a cada víctima. Luego las liberaron, amenazándolas y diciendo que volverían, que este es el primer ataque, pero que otros seguirán. Es aterrador”, agregó la fuente.
Las víctimas fueron encontradas por el ejército y luego transferidas para que recibieran atención médica. Según Puertas Abiertas de Reino Unido, no está claro si todas las mujeres secuestradas han sido liberadas.
Por razones de seguridad, los hombres del pueblo no duermen dentro de las casas e incluso hay un grupo de vigilancia, “pero este repulsivo ataque sorpresa no fue bueno. Las mujeres fueron sacadas de sus hogares ante los ojos de sus hijos”, dijo la fuente.
El grupo terrorista ha aterrorizado a las comunidades cristianas en Nigeria en los últimos años, pero ahora ha extendido su ideología a Camerún, Níger y Chad.
Puertas Abiertas de Reino Unido dice que los informes de Camerún reflejan un “nuevo tipo de atrocidad” por parte de los militantes terroristas.
La insurgencia de Boko Haram ha ocurrido desde 2009, desencadenando una crisis humanitaria que dejó a casi 10 millones de personas en la cuenca del Chad con altos niveles de hambre y desnutrición, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas.
Unicef ??estimó el año pasado que Boko Haram secuestró a 1,000 niños en el noreste de Nigeria entre 2013 y 2018. Muchos niños, especialmente niñas, fueron utilizadas por el grupo como terroristas suicidas.
La población de Gagalari, especialmente niños y mujeres, está traumatizada y aterrorizada. “¿Pero ¿qué van a hacer? Son personas simples y muy pobres que viven de la agricultura y ahora, en la temporada de lluvias, esperan la cosecha. ¿A dónde van a ir?”, lamenta la fuente.