En Togo, un pequeño país del África subsahariana, ubicado entre Ghana y Benin, se interrelacionan más de 40 etnias diferentes para las que el animismo es una parte fundamental de su cultura.
Allí reina la brujería y es parte de las tradiciones más ancestrales, como sucede en algunos otros países de África.
En la región de Kara, en el norte del país, a 773 menores los acusaron de hacer brujería en el año 2013, ahora las cifras van en aumento, según la dirección regional de Acción Social de dicho país.
Muchos de estos niños los inculpan su misma familia y vecinos de todos los males que sufren, desde una enfermedad hasta la muerte, desde una mala cosecha hasta la pérdida de un empleo; a ellos los maltratan, los marginan e incluso los asesinan.
El impacto de estas acusaciones de brujería en los niños es demoledor. Al acusarlos de cualquier mal que surja en su comunidad quedan estigmatizados de por vida.
En un informe publicado por un organismo salesiano en África, cuyo autor es el misionero, José Luis de la Fuente, director del hogar Don Bosco, en Kara, desde hace 14 años y coautor del estudio, destaca que los daños psicológicos que sufren los niños son muy traumáticos.
Sus problemas de aprendizaje, aislamiento social, agresividad, depresión, estrés postraumático, ansiedad o trastornos de la personalidad, son daños con los que tienen que vivir de por vida. En la edad adulta, si no los atrapan, pueden repetir las conductas violentas que vivieron en el pasado.
Togo tiene más de siete millones de habitantes, una esperanza de vida situada en los 56 años y una renta per cápita de 479 euros, se encuentra a la cola del ránking del Índice de Desarrollo Humano, en el puesto 166 de 187 Estados.
Patricia Rodríguez, también coautora de este informe revela que durante el tiempo que vivió en en esta región, dice que la brujería es el poder de hacer daño a otra persona a través del mundo espiritual porque es una persona poseída por espíritu maléfico. Lo hace comiendo el alma a la persona a la que ataca. Se manifiesta en el mundo físico a través de la enfermedad, la muerte, o el desprestigio social y económico”.