Rom 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Estaremos mejor preparados para lo que Dios nos enseña a través de las pruebas si tenemos un entendimiento básico de Su providencia.
Yo creo que es vital que todos los cristianos tengan un conocimiento esencial de la providencia de Dios si quieren estar preparados plenamente para hacerle frente a la adversidad de la vida. La providencia es cómo Él organiza, a través de medios naturales y procesos, todas las cosas necesarias para lograr Sus propósitos en el mundo. Es la forma más frecuente en la que Él obra y controla el curso diario de los acontecimientos humanos.
Los otros medios que el Señor utiliza para intervenir en el flujo de la historia son los milagros. Él no realiza los milagros de la misma manera de como los hizo en los días de Cristo, los apóstoles y los profetas. Sin embargo, Dios ha usado continuamente la providencia desde la eternidad pasada para coordinar la infinita variedad de factores necesarios para lograr Su propósito perfecto.
Piénsalo. El vasto alcance y el resultado interminable de la divina providencia en la cual Dios reúne millones de detalles y circunstancias para lograr Su voluntad cada día, es un milagro mucho mayor que las ocurrencias relativamente sencillas sobrenaturales únicas que generalmente llamamos milagros. El creer en la providencia de Dios es por lo tanto uno de los ejercicios más grandes de la fe que podemos tener y un importante aporte para nuestra preparación general y tranquilidad cuando encontramos las pruebas y dificultades.
Pablo confió plenamente en la providencia de Dios, sin importar lo fácil o difícil que fuera la vida (Fil 4:11), José el patriarca declaró su confianza en la providencia de esta manera: “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo” (Gen 50:20) Hasta que lleguemos a una aceptación similar del control providencial de Dios en todo, no comprenderemos realmente las lecciones ricas que quiere enseñarnos a través de las pruebas y no seremos capaces de aplicar la verdad de Romanos 8:28
Por John MacArthur