EGIPTO.- Un autobús lleno de cristianos fue atacado por un grupo de terroristas armados. El hecho ocurrió en mayo de este año, cuando los creyentes en Jesús iban a visitar un lugar religioso en Minia, al sur de Egipto. No hubo misericordia, mataron a los pasajeros porque ellos no confesaron el islam como su religión.
En la lista de muertos, estaba Ayad, que aquel día llevaba a sus dos hijos, Marco (16) y Mina (12). Ahora, ellos cuentan la historia, recordando el terrible día en que su padre fue masacrado por los extremistas.
Ellos cuentan que todavía tienen pesadillas con eso. Dicen que el padre, Ayad, estaba conduciendo una camioneta.
Fue cuando de la nada oyeron una gritería. Los niños inmediatamente se metieron debajo del asiento de la camioneta. “Oímos cómo los terroristas forzaron a mi padre a salir primero. Ellos gritaron que él tenía que convertirse al islam, pero él dijo no, entonces ellos le dispararon”, cuenta Mina.
Fiel hasta el final
Entonces, ellos fueron obligados a salir del auto, uno a uno. Todos eligieron no negar a Jesús y por eso fueron asesinados. Cuando los terroristas descubrieron a los niños, uno de ellos disparó, pero se equivocó.
Entonces otro dijo: “Déjales vivir para contar la historia.
“No sabíamos qué hacer, y el teléfono no tenía señal”, dijo Marco. A pesar de ser muy joven, Marco tomó la iniciativa y consiguió dirigir la camioneta hasta un lugar donde pudieran llamar a su madre. Después de eso regresaron a donde estaba el cuerpo del padre que a su vez estaba extendido en el camino, sangrando.
¿Y ahora?
Ayad no podía hablar, pero señaló con la mano para que los niños se fueran. Ellos intentaron hacer algo, pero vieron al padre morir y partir con Dios. Ahora, la presencia del padre en la casa de la familia compuesta por la madre, los dos hijos y una hermana mayor, sólo es recordada por medio de las fotos.
La madre dice: “Me preocupa más con Mina, pues él se quedó con mucho miedo y no quiere salir solo. “Esa herida va a tener que cargar por el resto de su vida”, subraya. Los días son difíciles para esta familia. Pero cuando se unen para orar, echan un vistazo a la foto del padre, cierran los ojos, y oran en voz alta.
[ Fuente: Puertas Abiertas ]