IRÁN.- La situación de un grupo de cristianos detenidos en Irán es más complicado cada día. Entre ellos está el cristiano Mohammadreza Omidi, que fue condenado a 80 latigazos en plaza pública y Yousef Nadarkhani, que está cumpliendo una sentencia desproporcionada a las falsas acusaciones hechas contra él.
En la mañana del 22 de julio de este año (2018), 10 policías iraníes invadieron la casa del pastor Yousef Nadarkhani, en la ciudad de Rasht, en el norte de Irán, atacando brutalmente, tanto el líder cristiano como su hijo adolescente, Danial.
Cuando Danial atendió la puerta y empezó a llamar a su padre, los policías lo atacaron con un arma de electrochoque, dejándolo inmóvil. Cuando Yousef entró y llegó a la sala, lo atacaron con el mismo arma y luego lo golpearon a pesar del hecho de que ni el pastor o su hijo intentaron resistir a las órdenes de los policías.
Yousef, un convertido del Islam al cristianismo, está cumpliendo una sentencia de 10 años en la prisión de Evin – conocida como “fábrica de tortura” – en la capital de Teherán.
Él fue condenado bajo falsas pruebas por “actuar contra la seguridad nacional”, liderando iglesias domésticas y a pesar de estar cumpliendo tal pena, la sentencia máxima por ese tipo de acusación es de seis años de prisión.
El pastor de 39 años de edad fue mantenido en cuarentena en un ala conocida por sus condiciones especialmente precarias y anti-higiénicas, donde los llamados “prisioneros de conciencia” son a menudo llevados como forma de “castigo”.
Su colega Mohammadreza Omidi fue otro condenado a 10 años bajo la misma acusación hecha injustamente contra Yousef. Además de la pena desproporcionada a la acusación, Omidi también fue condenado a llevar 80 latigazos “por beber vino” durante una Santa Cena. Él está cumpliendo su sentencia de 10 años en la prisión de Evin mientras aguarda el resultado de su recurso contra el castigo corporal inminente.
Los pastores están entre los muchos cristianos iraníes que en los últimos meses han sido arrestados, normalmente bajo acusación de “actuar contra la seguridad nacional”. En Irán, un ciudadano que decide expresar y practicar su fe cristiana-especialmente cuando esa expresión involucra formar parte de una iglesia doméstica- está inevitablemente exponiendo al riesgo de ser arrestado e incluso ejecutado bajo órdenes del gobierno, que comanda la república bajo un gobierno riguroso de régimen islámico.
La experiencia de un prisionero cristiano en Irán
Una investigación elaborada por la Misión Puertas Abiertas (EEUU) enumeró varias condiciones brutales comunes a la mayoría de los cristianos presos en Irán. A menudo se prohíbe el tratamiento médico. El prisionero actual Naser Navard Gol-Tapeh también fue condenado a 10 años de prisión en Evin por dirigir una iglesia en casa, comenzó a cumplir su sentencia en enero (2018).
Los presos son a menudo torturados física y psicológicamente. Ellos son sometidos a interrogatorios casi diarios, incluyendo palizas prolongadas y forzadas a soportar actos de persecución. Amenazas de daños a miembros de la familia, así como presión para abandonar su fe en Jesús. Algunos cristianos mantenidos en la sección 209 de la prisión de Evin sufrieron hasta 34 días en confinamiento solitario.
Ser liberado de la prisión no significa realmente la libertad . Cuando un cristiano es liberado, muchas veces es bajo el pago de una fianza exorbitante, variando de algunos miles de dólares para las acciones de una casa. Y ellos enfrentan más prisiones o procesos si continúan encontrándose con otros cristianos. Muchas veces, la policía se pone en contacto con los empleadores de estos cristianos y los instruye a despedir al “apóstata”.
Actualmente, se estima que 21 cristianos están cumpliendo sentencias de prisión, muchas veces sufriendo en condiciones inhumanas.
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