A medida que el ejército de Myanmar intensifica la represión de los manifestantes tras el golpe de Estado de febrero, los cristianos de este país de mayoría budista, ya de por sí vulnerables, se ven atrapados entre dos fuegos.
El 28 de febrero, la policía hizo una redada en una iglesia bautista de Lashio, ciudad del estado de Shan, al norte del país, y detuvo al menos a 10 personas, entre ellas cuatro pastores [Myanmar-Now].
Alrededor de 30 agentes irrumpieron en la iglesia, dijo un funcionario de la iglesia al portal de noticias. "Golpearon tanto a los no manifestantes como a los manifestantes después de que atravesaran nuestra puerta con su coche [vehículo, ed.]. También destruyeron las puertas", dijo.
Como en muchos lugares de Myanmar, los habitantes de Lashio también habían salido a las calles para protestar contra el régimen militar. Cuando la policía intentó dispersar a la multitud con gases lacrimógenos, algunos manifestantes buscaron refugio en la iglesia.
Dos días después, el 3 de marzo, el secretario general de Baptist World Aid, Elijah Brown, declaró que los miembros de la iglesia que habían sido detenidos habían sido liberados [Baptist Standard].
"Aunque observamos con agradecimiento que han sido liberados, seguimos pidiendo oraciones por ellos y sus familias mientras procesan lo que parece ser un arresto injusto", dijo Brown citado por el Baptist Standard. "También seguimos pidiendo al gobierno de Myanmar que respete a todas las personas de fe y a todas las etnias de Myanmar y que detenga las detenciones selectivas que dañan a las familias y socavan la paz de la comunidad".
"Tanto los militares como los manifestantes no muestran signos de retroceso", dijo el director de comunicaciones de Puertas Abiertas para Asia, Jan Vermeer. "A medida que aumenta la inestabilidad en Myanmar, también aumenta nuestra necesidad de orar. Con la creciente violencia, los creyentes siguen atrapados en medio, y nos preocupa su seguridad", dijo.
El estado de Shan, al igual que su vecino del norte, el estado de Kachin, cuenta con una importante población cristiana que ha sufrido durante años los combates entre los grupos étnicos armados y el ejército. Se sabe que los grupos insurgentes cierran iglesias y detienen a civiles, incluidos pastores y estudiantes de escuelas bíblicas.
Lo mismo ocurre a los cristianos que viven en otro de los estados predominantemente cristianos de Myanmar, el estado de Karen del sur, también conocido como Kayin. En febrero se informó de que las fuerzas armadas de Myanmar habían bloqueado la ayuda destinada a 200 aldeanos desplazados por los recientes combates entre los independentistas karen y el ejército. El golpe de febrero no ha cambiado la dinámica de un conflicto que ha sido descrito como una de las guerras civiles más largas del mundo.
*Noticia extraída de Puertasabiertas.org
