Una nueva ley de seguridad impuesta por el régimen comunista chino para controlar Hong Kong, generó preocupación en los ministerios cristianos internacionales.
La ley que tiene como objetivo criminalizar lo que llaman “secesión, subversión, terrorismo y colusión con fuerzas extranjeras en la Región Administrativa Especial de China”, entró en vigor el 30 de junio y, en la práctica, tiene como objetivo silenciar a los críticos del régimen del dictador Xi Jinping.
Entre las primeras personas arrestadas, por presuntamente violar la ley se encuentra una niña de 15 años y un hombre que mostró una bandera de independencia de Hong Kong durante una manifestación.
Otros 360 manifestantes también fueron detenidos en las primeras 24 horas a partir de la entrada en vigencia de la ley.
Para aprobar la ley sin más protestas, el Partido Comunista de China (PCCh) escribió el texto en secreto y lo publicó solo después de que fuera aprobado. Para hostigar a los opositores, el texto permite al régimen comunista eludir el sistema de justicia de Hong Kong, lo que permite utilizar, extradición al continente y casos penales cerrados.
Un extracto llama la atención porque personas de otras nacionalidades también sufrirían sanciones podrían ser llevadas a China si son arrestadas en Hong Kong.
La ley se aplica a las personas que no tienen el estatus de residente permanente en Hong Kong y cometen delitos bajo esa ley fuera de Hong Kong”, dice el artículo 38.
Desde la aprobación de la ley, China ha estado ampliando su aplicación, amenazando con castigar a 600,000 personas que votaron por partidos prodemocráticos en las elecciones primarias, que representan el 8% de la población de la ciudad. El régimen dice que estas personas pueden haber violado la ley el 12 de julio.
El régimen chino arrestó la semana pasada a seis activistas pro democráticos que viven en el extranjero, incluido Samuel Chu, quien se desempeñó como pastor y ha vivido en los Estados Unidos como ciudadano naturalizado durante 25 años.
La ley que prohíbe “cualquier interferencia extranjera”, los cristianos que trabajan en la región creen que esto puede usarse para prevenir misiones, como sucede dentro del territorio chino.
Como no existe una definición clara de lo que sería “interferencia extranjera”, el texto puede aplicarse incluso en relación con los religiosos.
Los misioneros extranjeros y las organizaciones misioneras internacionales dicen que Beijing ha estado aumentando la vigilancia sobre las actividades religiosas en Hong Kong durante años.
Según Christianity Today, algunos ministerios dicen que se han visto obligados a detener el trabajo oficial.
Algunos misioneros, como Jonathan Lee (un seudónimo), fueron advertidos por miembros del régimen comunista de que sus actividades estaban siendo monitoreadas.
“Nos dijeron que estaban mirando a nuestros colegas en Hong Kong. Sabían lo que hacían nuestros colegas”, explicó.
La creciente persecución de los cristianos dentro del territorio chino muestra que los planes de Xi Jinping también son interferir en la región autónoma, evitando que se predique el Evangelio.
Los líderes ya temen que habrá una fuerte persecución para que iglesias, misioneros y organizaciones religiosas lleguen a Hong Kong.
