Mat 10:2-4 Los nombres de los doce apóstoles son estos: … Simón el cananista
Lección: durante el tiempo entre el Antiguo y Nuevo Testamento, un revolucionario ardiente llamado Judas Macabeo condujo al pueblo judío en una revuelta contra las influencias griegas en su nación y religión. El espíritu de ese movimiento fue capturado en esta declaración del libro apócrifo de 1 Macabeos: “sed celosos por la ley y den sus vidas por el pacto” (1 Macabeos 2:50) Ese grupo político, autoproclamado: guardianes del judaísmo, más tarde fueron conocidos como los zelotes.
Durante el periodo del Nuevo Testamento, los zelotes realizaron actividades terroristas en contra de Roma en un esfuerzo por liberar a Israel de la opresión romana. Sus actividades finalmente incitaron a Roma a destruir Jerusalén en el año 70 DC y a matanzas en 985 ciudades de Galilea.
Después de la destrucción de Jerusalén, los pocos zelotes que quedaron se unieron bajo el liderazgo de un hombre llamado Eleazar. Su sede estaba en un lugar llamado Masada. Cuando los romanos asedaron Masada y los zelotes vieron que su derrota era inminente, prefirieron matar a sus propias familias y a suicidarse ellos mismos a enfrentar la muerte a manos de los romanos. Fue una tragedia de proporciones monumentales, pero tal era la profundidad de su celo ardiente por el judaísmo y su odio por los enemigos políticos.
Antes de venir a Cristo, Simón era un zelote. Aún como creyente, debió haber conservado mucho de su celo, redirigiéndolo en una dirección piadosa. Podemos sólo imaginarnos la pasión con la cual él se acercó al ministerio, habiendo finalmente encontrado a un líder y una causa que trascendían cualquier cosa que el judaísmo y la actividad política le podían ofrecer.
Es increíble darnos cuenta de que Simón el zelote y Mateo el recaudador de impuestos ministraran juntos. Bajo circunstancias normales, Simón hubiera matado a un traidor como Mateo. Pero Cristo rompió sus diferencias, les enseñó a amarse mutuamente y los usó para Su gloria.
Quizá conozcas creyentes que vienen de pasados totalmente diferentes a los tuyos. ¿Tienes dificultades para llevarte bien con alguno de ellos? Si es así ¿por qué? ¿Cómo podrías comenzar a arreglar tus diferencias? Siéntete alentado por la transformación que Cristo obró en Simón y Mateo y sigue su ejemplo.
Por John MacArthur