Marcos 12:28-34, Jesús explica el que el mandamiento más grande de todos es amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas.
Hay algunos que lo aman solo porque sí.
Nada enternece los corazones de los padres más que recibir el amor puro y desinteresado de sus hijos. Cada vez que cualquiera de mis hijas me muestra una sonrisa que dice “te quiero papi”, mi corazón simplemente se derrite. Hay algo en el amor inocente, sin defecto de los hijos que hace que el padre esté dispuesto a hacer casi todo por ellos.
Dios es muy parecido. A Él le gusta dar buenas cosas a sus hijos. Dar es su naturaleza y da abundantemente. Pero Dios especialmente disfruta cuando venimos a Él y pasamos tiempo con Él no porque queramos algo sino simplemente porque lo amamos y queremos estar con Él.
A los ojos del mundo, el amor viene con condiciones: “te amo si ___” o “te amo cuando tu ___” o “te amo porque___”. El amor incondicional y sin motivo es raro en el mundo. Estoy hablando del amor incondicional que dice “Te amo” punto. Este es el tipo de amor que Dios nos tiene y es el tipo de amor que está buscando que le demos.
El Concilio de Westminster, una de las confesiones históricas clásicas de la iglesia dice: “La meta del hombre es glorificar a Dios y disfrutarlo por siempre” ¿Cómo glorificamos a Dios? Haciendo lo que fuimos creados para hacer. Y fuimos creados para amarlo, amar a Dios es más importante que el mundo de cosas que “hacemos” que a veces le llamamos “ministerio”. Amar a Dios es el corazón de la adoración.
Pocos cristianos alcanzan este nivel de adoración a Dios. Generalmente nuestro amor por Dios se extiende tanto como nuestra gratitud por lo que Él ha hecho por nosotros. El reto verdadero es proseguir hacia la rara atmósfera de los que aman a Dios simplemente por quien es Él, totalmente aparte de todo lo que ha hecho. Amar y adorar a Dios al nivel de gratitud por bendiciones y favores está bien. Pero hay un nivel más profundo, el nivel de alabanza y adoración, disponible para los que se atreven a perseverar en él. Este es el nivel donde la intimidad profunda y comunión con Dios ocurre. Este es el nivel de la verdadera amistad con Dios.
Amar a Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerzas significa amarlo con todo lo que eres en cada momento del día. Esto significa abandonarte a un amor pasional, radical hacia Él. Un amor en el cual tu felicidad más grande viene por estar simplemente en Su presencia.
¿Estás dispuesto al reto? Arriésgate y ten un corazón de adoración. Con todo lo que eres, ama a Dios simplemente porque si.
Por Tommy Tenney
ORACION
Padre, acepto el reto de amarte incondicionalmente. Estoy eternamente agradecido por todo lo que has hecho por mí, pero quiero pasar al siguiente nivel, quiero entrar en el corazón de la adoración y amor por ti, por quien eres, con todo lo que soy.