1 Cor 6:20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Si me pidieran determinar la vitalidad espiritual de cualquier grupo religioso utilizando solamente un criterio, yo evaluaría a sus líderes representativos, ¿son un grupo de personas que compiten por el poder, armándose con argumentos para defender su posición y ejercer su voluntad? ¿O son líderes siervos unidos por el Espíritu Santo que colectivamente intentan discernir la voluntad de Dios?
De forma similar, si quisiera determinar la vitalidad espiritual de un individuo usando sólo un criterio, evaluaría si la persona desea vivir de acuerdo a la voluntad de Dios o si desea hacer su propia voluntad. La oración de un cristiano con vitalidad, en crecimiento es: “Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas.” (Salmo 25:4)
Una vez que nuestra voluntad está dirigida en la dirección correcta, Jesús plantea una cuestión adicional de motivos “El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia” (Juan 7:18) La persona que es íntegra glorifica al que le envió.
Esto está perfectamente mostrado en la Deidad. Observa primero el ejemplo de Jesús “Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió” (Juan 8:42) El Espíritu Santo actúa de la misma manera, en Juan 16:13-14: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará”
Podemos dar un paso más adelante. ¿Listo? Jesús dijo en Juan 20:21 “Como me envió el Padre, así también yo os envío” Concedido, fue dicho a los apóstoles, pero todos estamos bajo la Gran Comisión ¿Quieres ser íntegro? Entonces ¡glorifica al que te envió! La gente que sabe que es enviada por Dios y está comprometida a vivir de acuerdo a ello, glorifica a Dios. La gente que se envía a sí misma busca su propia gloria.
Por Neil Anderson
ORACIÓN
Señor, hoy me propongo reflejar mi nombramiento como tu enviado al glorificarte a ti en lugar de a mí.