1 Juan 2:1 Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Si alguno ha pecado, tenemos un abogado ante el Padre, a Jesucristo el justo.
¿Te preocupan tus pecados del pasado? La mayoría de nosotros nos sentimos intranquilos cuando tenemos una deuda que no logramos pagar. Sólo cuando la saldamos sentimos alivio, sentimos como que el peso que teníamos sobre nosotros finalmente es retirado.
Pero existe otra deuda, mucho peor, que por nuestros propios esfuerzos jamás podremos pagar. Es la deuda que tenemos por causa de nuestra desobediencia a la ley de Dios. Para poder declararnos libres de esa deuda, Dios envió al mundo a su Hijo Jesucristo, quien sacrificó su propia vida en lugar de la nuestra.
Gracias a su sacrificio, muerte, y resurrección podemos vivir tranquilos y en paz, porque Dios nos ha perdonado y nos ha abierto las puertas del cielo.
ORACIÓN: Querido Padre, gracias por perdonar mi desobediencia y mis faltas por medio de Jesucristo. En su nombre. Amén