Mateo 4:7 (4:5-7) También está escrito.
Es interesante ver cómo, para tentar a Jesús, el diablo usa la Escritura en forma muy astuta. Textualmente cita los versículos 10 y 11 del Salmo 91, pero se “le olvidó” el versículo 9 de ese Salmo que dice: “Por haber puesto al Señor por tu esperanza, por poner al Altísimo como tu protector, no te sobrevendrá ningún mal…”
Si Jesús no hubiera sabido más que el diablo sobre la Escritura Sagrada, podría haber caído en la trampa. El Salmo 91 no fue escrito para probar a Dios, sino para asegurarnos de la promesa que, cuando confiamos en el Señor, él nos protege, por lo que no necesitamos ponerlo a prueba.
Me pregunto cuántas veces probamos a Dios, utilizando en forma parcial las Escrituras. Pienso en pasajes como: “… todo lo que pidan al Padre, en mi nombre, él se lo concederá” (Juan 16:23). “Todo” no quiere decir todo lo que se nos antoja, sino “todo” lo que tiene que ver con el reino de Dios. ¿Tentamos a Dios recordándole parcialmente sus promesas?
Jesús supo poner la Escritura en el contexto de Dios. Entonces todo cobra sentido: su ministerio, su paciencia con los discípulos, su aceptación de la autoridad de Pilato, su sufrimiento callado, su muerte sacrificial. Jesús entendió la Escritura y la aceptó en los términos de Dios, para que nosotros podamos tener la libertad de dejarnos guiar por ella para vencer las tentaciones. Jesús venció al diablo con la Palabra, y mediante ella nos da sabiduría y fuerza para que nosotros salgamos vencedores ante el maligno.
Gracias, Padre, por tu Palabra santa que nos protege del diablo y nos trae a Jesús. Amén.