Juan 10:30 Yo y el Padre uno somos
Roberto estaba sentado a la mesa con sus padres y Emilio, el chico nuevo en el vecindario. En cuanto el papá de Roberto oró dando gracias por los alimentos y terminando con “Te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén”, Emilio empezó a comentar un montón de cosas que él pensaba de Jesús.
—Mis padres dicen que no tenemos que orarle a Jesús —empezó diciendo—. Hay muchas otras religiones para seguir. ¿Saben que Jesús nunca dijo que fuera Dios?
Roberto y sus papás se sorprendieron de que Emilio y su familia tuvieran tantas ideas confusas sobre el cristianismo.
A pesar de lo que digan las personas como Emilio, no es difícil encontrar en el Nuevo Testamento los lugares donde Cristo afirmó claramente ser Dios.
Por ejemplo, toma el evento descrito en Juan 5. Algunos líderes judíos estaban enojados porque Jesús había sanado a un paralítico el día de reposo. Jesús le dijo al hombre que enrollara su cama y caminara. Cargar una cama era considerado trabajo, lo cual no era permitido en el día de reposo.
Uno creería que una sanidad así dejaría contentos a todos. Pero los líderes querían matar a Jesús. ¿Qué los hizo enojar tanto? Observa lo siguiente:
Juan 5:18 resume la razón por la que los líderes querían matarlo: “…no solo quebrantaba el sábado, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios”.
Jesús dijo: “mi Padre”, no “nuestro Padre”, y luego agregó: “hasta ahora trabaja; también yo trabajo” (Juan 5:17). Al usar estas dos frases Jesús se hizo igual a Dios, se puso a la misma altura de la actividad de Dios. Los judíos nunca se referían a Dios como “mi Padre”, sino sólo como “nuestro Padre”. Al afirmar que Dios era su Padre, Jesús se identificaba como uno con Dios. Al decir que estaba trabajando como el Padre estaba trabajando, sugirió audazmente que era el Hijo de Dios.
Eso puede sonarnos como un juego de palabras, pero para sus contemporáneos las afirmaciones de Jesús eran sorprendentes; para los líderes religiosos eran tan chocantes que querían darle muerte.
Más adelante, Jesús no sólo afirmó igualdad con Dios. Dijo que era uno con el Padre (ver Juan 10:30). Los líderes religiosos una vez más comenzaron a juntar piedras allí mismo, preparándose para apedrearlo, todo porque, como dijeron: “tú, siendo hombre, te haces Dios” (Juan 10:33).
La gente puede decir que Jesús nunca afirmó ser Dios. Pero ignora la verdad. Jesús no escondió el hecho de que era Dios. Su afirmación fue clara. No era un hombre cualquiera. Era el Hijo de Dios. ¡Y quiere que el mundo reconozca esa verdad!
Por Josh McDowell