Efe 6:16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
En Efesios 6:13 Pablo caracteriza a Satanás como el maligno que ataca a los creyentes con dardos de fuego. La palabra griega traducida como “maligno”, literalmente significa malo, vil, miserable. Todas son descripciones del archienemigo de nuestras almas, quien busca mutilar y destruirnos espiritualmente.
El término “dardos de fuego” muestra un arma de los romanos en los tiempos de Pablo: flechas que tenían las puntas con algodón empapado en brea. En batalla eran lanzados con fuego contra el enemigo. Cuando la flecha golpeaba su objetivo, la llama se extendía sobre la ropa y otras superficies inflamables. Bajo este tipo de ataques un soldado romano sin escudo estaba en una situación peligrosa. Los dardos de fuego de Satanás vienen de muchas formas diferentes: solicitudes de impureza, egoísmo, duda, temor, desánimo, codicia, vanidad, avaricia y similares. Pero cualquiera que sea la forma, todas son tentaciones seductoras dirigidas a suscitar respuestas impías.
Tu fe te protege de tales ataques cuando elevas la voluntad de Dios sobre la de Satanás en tu vida. Cuando fue tentado por Satanás, Jesús respondió afirmando que en efecto no violaría la voluntad del Padre al ceder a sus maquinaciones malignas. “En Su tiempo, Él me alimentará, me ungirá como Mesías y me dará los reinos del mundo. No elevaré tu voluntad y tiempo sobre los de Él” (Mat 4:1-11)
Jesús pudo haber creado comida. Él es el Mesías y el Señor soberano de los reinos del mundo. Pero Él confió en el Padre y rindió Su voluntad, aun cuando significó malestar personal y eventualmente, la Cruz.
Cuando Satanás vio que la confianza de Jesús en el Padre era inconmovible, le dejó (v11) Ese es el poder de la fe.
Pido que muestres una fortaleza similar en tiempos de prueba. Satanás huirá de ti si le resistes firme en tu fe (1 Ped 5:9)
Por John MacArthur