Ezequiel 37:4 -6 Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos, y diles: "¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor! Así dice el Señor omnipotente a estos huesos: Yo les daré aliento de vida, y ustedes volverán a vivir. Les pondré tendones, haré que les salga carne, y los cubriré de piel; les daré aliento de vida, y así revivirán. Entonces sabrán que yo soy el Señor.”
Muchos ciudadanos de los Estados Unidos tienen conocimiento de la torre de la Antigua Iglesia del Norte, en Boston. Ese es el lugar donde Paul Revere y otros, recibieron la advertencia por avanzado de la venida de los británicos.
Si no conoces el recuento histórico, probablemente conoces la frase: “Uno si vienen por tierra, dos si vienen por mar”.
Lo que mucha gente no sabe es que el sótano de la Antigua Iglesia del Norte es también un cementerio… el cementerio de aproximadamente unos 1,100 bostonianos. Algunos de esos residentes fueron héroes ricos y famosos de la Revolución, mientras que otros fueron anónimos y olvidados.
Todos ellos pagaron una cuota para ser enterrados en la Antigua Iglesia del Norte. Pero más tarde, cuando se necesitó el espacio, los huesos fueron removidos de su lugar semi-privado de descanso, y colocados en una fosa común.
Se han estado estudiando los archivos de la iglesia para tratar de identificar los restos humanos allí encontrados.
Esto, por supuesto, no es un problema para el Señor. Él, quien nos conoce antes de que naciéramos; quien nos ha salvado a través del nacimiento, sufrimiento, muerte y resurrección de su Hijo, ha prometido mostrar su poder y aliento de vida en nuestros huesos secos.
Y así como Jesús fue levantado de entre los muertos, nosotros también nos levantaremos. Ese día, el Señor no tendrá que chequear las muestras de ADN, ni tendrá que estar repitiendo: “el hueso de la cadera conectado con el hueso de la pierna; el hueso de la pierna conectado con…” Ese día, en un instante Dios nos traerá de regreso, ya que, gracias a Jesús, nuestro lugar de reposo no es final.
Los que creen en Jesús como su Salvador, recibirán la vida eterna; los que nunca han creído en él... ya sabemos el resto de la historia.
ORACION: Señor, tú que creaste el universo con sólo un pensamiento, tienes el poder de soplar vida en nuestros huesos muertos. Por el sacrificio del Salvador, quien nos da vida eterna, nuestras más profundas gracias y gratitud. Que todos podamos esperar el día de resurrección con expectativa. En el Nombre de Jesús. Amén.