Apocalipsis 21:23 El Cordero es su lumbrera
Contempla con calma al Cordero como la luz del cielo. La luz en las Escrituras es símbolo de gozo.Y el gozo de los santos en el cielo consta de lo siguiente: Jesús nos escogío, nos amó, nos compró, nos limpió, nos vistió, nos guardó y nos glorificó. Por lo tanto, los santos están allí únicamente por el Señor Jesús, y cada una de sus obras debe ser para nosotros como un racimo de uvas del valle del arroyo Escol (Números 13:23)
La luz también es la causa de la belleza, porque nada bello puede verse cuando no hay luz. Sin luz no puede existir la radiante brillantez de un záfiro ni el pacífico destello que proyecta una perla. Al igual que los planetas, los que están en el cielo reflejan la luz del sol de justicia,(Malaquías 4:2) y viven como rayos de sol que emanan de una esfera central. Si él los aparta, morirán y si su gloria fuera velada, la de ellos cesaría.
La luz es también el símbolo del conocimiento. En el cielo nuestro conocimiento será pleno, pero el Señor Jesucristo, en persona, será la fuente. Los oscuros misterios de Dios que nunca antes se comprendieron quedarán claramente expuestos y todo lo que hoy nos perturba y desconcierta se resolverá a la luz del Cordero. ¡Qué comprensión habrá y cuánta alabanza se elevará al Dios de amor!
La luz también significa revelación, dado que la luz revela lo escondido. En este mundo todavía no hemos visto lo que seremos en el cielo. El pueblo de Dios es un pueblo escondido, pero cuando Cristo lo reciba en el cielo, lo tocará con el cetro de su amor para transformarlo a la imagen de su gloria revelada. Una vez fuimos pobres y miserables, pero ¡qué transformación experimentaremos! Una vez estuvimos manchados por el pecado, pero con solo un toque de su dedo seremos brillantes como el sol y transparentes como el cristal.
¡Oh, qué revelación! ¡Que transformación! Y todo esto brota del Cordero exaltado. Cualquier resplandor y esplendor que allí haya, será Jesús el centro y la esencia de todo. Qué gran gozo será estar presentes y verlo en la plenitud de su luz como "REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES" (Apocalipsis 19:16)
Por Charles Spurgeon