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Devocional: Los cristianos son santos que pecan

Por: Mendoza Daniel
Devocional: Los cristianos son santos que pecan
Fecha: Lunes, 12 de agosto del 2019 ID: 201700002970

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Los creyentes han sido “llamados a ser santos” (Rom. 1:7), esto es, somos santos por Su llamamiento. Note que Pablo le escribe “a los santos” en Éfeso (Ef. 1:1) y Filipos (Fil. 1:1).

Un santo no es alguien que se ha ganado su noble título viviendo de manera ejemplar o llegando a cierto nivel de madurez. En la Biblia, todos los creyentes son descritos como “santos” (por ejemplo 1 Co. 1:2; 2 Co 1:1). Ser un santo no necesariamente refleja cierta medida de crecimiento de carácter en el presente, pero sí identifica a aquellos que están rectamente relacionados con Dios. En las Escrituras los creyentes son llamados “santos”, “santificados” o “justificados” más de 200 veces. En contraste, los incrédulos son llamados “pecadores” más de 300 veces. Claramente, el término “santo” se usa en las Escrituras para referirse a los creyentes mientras que “pecador” se usa para los no-creyentes.

 A pesar de que el Nuevo Testamento enseña que los creyentes pueden, y de hecho pecan, nunca identifica de manera clara a un creyente como un “pecador”. La referencia de Pablo a él mismo como “el primero de los pecadores” parecería contradecir su enseñanza (1 Tim 1:15-16). A pesar del uso del tiempo verbal presente por parte del Apóstol hay muchas razones, sin embargo, por las cuales Pablo se está refiriendo a su oposición al Evangelio antes de su conversión.

Primero, la referencia a él mismo como “pecador” es para sustentar la primera parte del versículo, “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (1 Tim. 1:15). La referencia a “los impíos y pecadores” unos versículos antes (v. 9) junto con los otros usos Neo Testamentarios del término “pecadores” para aquellos que están fuera de la salvación muestra que los “pecadores” que Cristo vino a salvar estaban fuera de la salvación.

Segundo, la referencia de Pablo a él mismo como “pecador” es inmediatamente seguida por la aseveración: “Pero por esto fui (tiempo pasado) recibido a misericordia” (v. 16), claramente señala hacia el evento pasado de su conversión. Pablo, el primero de los pecadores, se usa a él mismo como ejemplo de la ilimitada paciencia de Dios. Dada su actividad pasada, Pablo se consideraba a él mismo no merecedor de lo que, por la gracia y misericordia de Dios, él era en el presente, un apóstol que no era en nada “menos que aquellos grandes apóstoles” (2 Cor. 12:11).

Tercero, a pesar de que declarando que él era el “primero” de los pecadores, al mismo tiempo, el apóstol, declara que Cristo le ha dado la fortaleza para el ministerio considerándolo “fiel” o “fidedigno” para el ministerio al cual fue llamado (v. 12). El término “pecador”, por lo tanto, no describe su presente posición como creyente, más bien, se usa para recordar aquello que fue antes de que Cristo lo tomara.

Como creyentes, no estamos intentando volvernos santos, somos santos que se están asemejando a Cristo. Ser santo es parte de nuestra santificación posicional. En ninguna manera niega la continua batalla contra el pecado. Los cristianos pueden elegir pecar, y muchos están dominados por la carne y engañados por el diablo.

Como pecan, queremos llamarles pecadores, pero lo que hacemos no determina quienes somos. Decirles a los cristianos que son pecadores y luego disciplinarlos si no actúan como santos es contraproducente en el mejor de los casos e inconsistente con la Biblia, en el peor de ellos. Creer quiénes somos realmente en Cristo determina lo que hacemos.

Por Neil Anderson

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

Efesios 6:2 (RVR 1960)

Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa.

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