Gálatas 5:16-26 Pablo nos aconseja caminar en el Espíritu y contrasta las obras de la carne con el fruto del Espíritu.
Para ser bienvenido en el palacio debes aprender cómo “caminar y hablar”
Hablar es cosa de nada. El verdadero carácter viene del corazón.
El musical de Broadway “My fair lady” habla de la historia de Eliza Doolittle, una chica de la clase social baja quien es enseñada a hablar y caminar como una dama. Su primer examen es cuando asiste a una carrera de caballos y se mezcla con la alta clase social británica. Tanto en su comportamiento como en su habla Eliza aparenta ser una dama refinada y culta. Nadie nota sus orígenes verdaderos, (hasta que comienza la carrera). Envuelta en la emoción de la carrera, su fineza se pierde y vuelve a la antigua manera de hablar y comportarse. Su refinamiento nuevo solo fue a flor de piel.
En la corte real no es suficiente una fachada superficial de comportamiento y lenguaje “propio”. Los protocolos y cultura del Rey deben absorberse y permear cada poro de nuestro cuerpo. Ester pasó un año entero inmersa en aprender tanto el lenguaje corporal como el verbal de la corte real. A diferencia de Eliza Doolittle, el refinamiento de Ester no era superficial, la llenó completamente hasta que se convirtió en lo que fue entrenada para ser: la reina. Su belleza física fue aumentada por la belleza del carácter. El caminar de Ester respaldaba su manera de hablar.
Pablo vio esta idea cuando escribió, “camina en el Espíritu y no satisfagas los deseos de la carne”, ni aún un pequeño respirito de olor a carne es aceptable en la presencia del Rey. Esa es la razón por la cual nunca nos acercamos a Dios por nuestra cuenta. El olor de nuestra carne pecaminosa nos detendría en la entrada. Solo la sangre purificadora de Cristo y la unción de Su Espíritu nos abren las puertas.
Los más bienvenidos a los círculos íntimos del Rey viven con los protocolos y hablan perfectamente el lenguaje del palacio. En otras palabras, saben caminar y hablar como se debe. A través de la adoración y la obediencia diaria ellos continuamente absorben el aceite de la unción del Espíritu. Como resultado de sus vidas, dan un aroma fragante del fruto del Espíritu: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, mansedumbre, fidelidad y dominio propio” Esto es tanto el carácter como el lenguaje, el caminar y hablar de los que frecuentemente están en la casa del Rey.
Dios no hace acepción de personas, pero si tiene favorecidos. Y sus favorecidos son los que humildemente y por amor rinden a Él su propia voluntad para tomar Su carácter y hablar Su lenguaje.
¿Quieres ser bienvenido en el palacio del Rey? ¿Quieres ser uno de sus favorecidos? Entonces cultiva Su carácter. Aprende a hablar Su lenguaje. Hazlo más que superficialmente. ¡Absórbelo con cada fibra de tu ser!
Por Tommy Tenney
ORACION
Padre, mi vida está llena de la carne y me rindo a ti. Cultiva Tu carácter en mí. Enséñame a hablar Tu lenguaje, deja que mi vida despida un aroma fragante para Ti en Tu corte.