Mat 16:24 Si alguien desea seguirme, niéguese a sí mismo.
Una razón principal por la que luchamos por cumplir la Gran Comisión de Cristo es porque somos culpables de una gran omisión: fallamos al negarnos a nosotros mismos.
Negarse a sí mismo no es lo mismo que abnegación. Los estudiantes, atletas y miembros de sectas practican la abnegación, se restringen de sustancias y actividades que les impiden alcanzar sus metas. Pero el propósito más grande de la abnegación es la auto-glorificación. El propósito más grande de negarse a sí mismo es glorificar a Dios.
Jesús estaba hablando acerca de negarse a sí mismo en la batalla esencial de la vida: la lucha por el trono, la lucha por quién va a ser Dios. Jesús no quiere entrar en esa batalla: Él ya la ganó. Él ocupa el trono y gentilmente ofrece compartirlo con nosotros. Pero queremos ser el rey en nuestras vidas por nosotros mismos. Hasta que nosotros negamos lo que nunca iba a ser nuestro: (el papel de ser Dios en nuestras vidas) no tendremos paz con nosotros mismos o Dios y nunca seremos libres.
No fuiste diseñado para funcionar independiente a Dios, ni tampoco tu alma fue diseñada para funcionar como maestro. Ya sea que sirvas a Dios y Su reino o a Satanás y su reino. La vida de egoísmo, egocentrismo, auto-justificación, auto-glorificación, orgullo y confianza en sí mismo es en realidad vivir y servir al mundo, la carne y al diablo. Por otro lado, negarse a sí mismo no es una auto-mortificación. Dios no está tratando de aniquilarte, Él está tratando de restaurarte.
Cuando te niegas a ti mismo, invitas a Dios a ocupar el trono de tu vida, a ocupar lo que es legítimamente Suyo, para que puedas funcionar como una persona que está espiritualmente viva en Cristo. Negarse a sí mismo es fundamental para la libertad espiritual.
Por Neil Anderson
ORACIÓN
Señor, muchas veces he tratado de ser independiente de ti. Hoy me niego a mí mismo y te cedo el trono de mi vida, en el nombre de Jesús, amén.