Deuteronomio 20:4 “Porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestro enemigos, para salvaros.”
Nuestros enemigos son los enemigos de Dios. Nuestras luchas no son contra los hombres, sino contra la maldad espiritual. Estamos en guerra contra el demonio, y la blasfemia, y el error, y la desesperación que él introduce en el campo de batalla. Luchamos contra todos los ejércitos del pecado: la impureza, la borrachera, la opresión, la infidelidad y la impiedad. Contra estas cosas contendemos ardorosamente, pero no con espada o lanza; las armas de nuestra guerra no son carnales.
Jehová, nuestro Dios, aborrece todo lo que es malvado, y, por tanto, Él sale con nosotros para luchar por nosotros en esta cruzada. Él nos salvará, y nos dará gracia para pelear una buena batalla y alcanzar la victoria. Podemos estar seguros de que si estamos del lado del Dios, Dios está de nuestro lado. Con tan augusto aliado, el conflicto nunca es dudoso en el mínimo grado. No se trata de que la verdad sea poderosa y haya de prevalecer, sino que el poder radica en el Padre que es Todopoderoso, y en Jesús que posee toda la potestad en el cielo y en la tierra, y en el Espíritu Santo que cumple Su voluntad entre los hombres.
Soldados de Cristo, cíñanse su armadura. Den en el blanco en el nombre del Dios de santidad, y por fe reciban Su salvación. No permitan que pase este día sin asestar un golpe por Jesús y por la santidad.
Por Charles Spurgeon