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Devocional: Observando las flores

Por: Mendoza Daniel
Devocional: Observando las flores
Fecha: Miércoles, 07 de febrero del 2018 ID: 201700001633

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Mat 6:28  Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?

Observar las flores es una forma de recordar que Dios te cuida.

En Mateo 6, algunas de las personas a quienes Jesús se dirige, quizá tenían poca ropa, no más de un set de cobertura para sus cuerpos. Para asegurarles de que Dios les proveería para sus necesidades básicas, Jesús les pidió que observaran “los lirios del campo” (v28). Ese es un término general para todas las flores silvestres de las colinas de Galilea. Había muchas, incluyendo anémonas, gladiolas, iris, narcisos, lirios y amapolas.

La gente debía también observar cómo crecían las flores. Ellas crecen fácilmente, libremente, magníficamente, florecen sin esfuerzo. Y las flores no trabajan ni hilan. Ellas no hacen un hilo elegante para adornarse, sin embargo tienen una forma y textura y diseño y color que los hombres con todo su ingenio no pueden lograr. Aún el rey Salomón no pudo tener ropa tan fina como el pétalo de una flor. Tienen una belleza que sólo Dios puede dar.

A pesar de su belleza, sin embargo, las flores no duran mucho. Ellas están vivas hoy, pero mañana son echadas en el horno (v30) Una mujer en esa parte del mundo usaba el horno principalmente para hornear. Si quería apurar el proceso de cocción, haría un fuego dentro del horno al igual como debajo de él.

El combustible para el fuego interno generalmente era pasto seco y flores, que juntaba de los campos cercanos. El punto de Jesús era este: Si Dios da tanta belleza a una flor que hoy está aquí y mañana no, ¿cuánto más vestirá y cuidará de ti, un hijo Suyo que vivirá por siempre?

Por John MacArthur

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

San Juan 8:34-36 (RVR 1960)

Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

Palabras Claves: John MacArthur ReflexionesObservando las flores

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