Rom 5:1 por lo tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz con Dios a través de nuestro Señor Jesucristo.
Paz con Dios es el primer eslabón de la cadena que une firmemente un verdadero creyente a Jesucristo.
Quizá el ataque más significativo que Satanás lanza sobre los cristianos es levantar la duda acerca de la realidad y seguridad de su salvación. Continuamente promueve la noción destructiva de un sistema de justificación por obras como medio de salvación, haciendo así que la conservación de la salvación dependa totalmente de la fidelidad del creyente.
Para contrarrestar tal interpretación equivocada de lo que la Biblia enseña acerca de la salvación, el apóstol Pablo escribió Romanos 3 y Romanos 4 para establecer que la salvación viene sólo sobre la base de la gracia de Dios a través de la fe del hombre. Citando Génesis 15:6 Pablo dijo: “Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia” (Rom 4:3)
Debido a que algunos han cuestionado si las buenas obras, las cuales no ofrecen ninguna seguridad en lo absoluto, eran la condición bajo la cual una persona conservaba la salvación, Pablo escribió Romanos 5:1-11 para asegurar en la mente de los creyentes que nuestra esperanza como cristianos no está en nosotros sino en nuestro gran Dios (2 Tim 2:13, Heb 10:23) Seis vínculos nos unen a nuestro Señor y Salvador y el pasaje de hoy describe el primero: paz con Dios.
Es difícil imaginar que antes fuimos enemigos de Dios, pero la triste realidad es que todos los no creyentes están en guerra con Dios y Él está en guerra con ellos (Rom 8:7, Efe 5:6) Sin embargo cada individuo que ha sido justificado por la fe en Cristo recibe la reconciliación con Dios, la cual trae paz con Él. Y su paz es permanente e irrevocable porque Cristo “siempre vive para interceder por ellos” (Heb 7:25)
No solamente Jesucristo estableció paz eterna entre nosotros y Dios el Padre, sino que “él mismo es nuestra paz” (Efe 2:14) Eso enfatiza la obra expiatoria de Cristo como la base de nuestra seguridad. Tales hechos absolutos y objetivos son los que te permiten estar firme ante los ataques de Satanás. Ellos te liberan de enfocarte en tu propia bondad y mérito y te permiten servir al Señor con la confianza de que nada te puede separar de tu Padre Celestial (Rom 8:31-39)
Por John MacArthur