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Devocional: Perdonando a otros

Por: Mendoza Daniel
Devocional: Perdonando a otros
Fecha: Jueves, 21 de diciembre del 2017 ID: 201700001449

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Lucas 23:34  Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen

Como Jesús perdonó a otros (incluyendo a nosotros), también nosotros debemos extender el perdón a aquellos que nos hacen mal. Jesús tuvo un corazón compasivo hasta el final, aún después de haber experimentado una vida de maltrato humano. Él vino a un mundo que Él había creado, pero el mundo lo rechazó. Sus habitantes estaban cegados por el pecado y no podían ver ninguna belleza en Jesús. Casi inmediatamente después de su humilde nacimiento en un establo, el Rey Herodes intentó matarlo (Mat 2:13, 16-18) Y los líderes judíos en varias ocasiones contendieron con las enseñanzas de Cristo y buscaron oportunidades para atraparlo y matarlo.

La cruz fue sólo la culminación de toda una vida de persecución en contra de Jesús. La muerte de Jesús por crucifixión fue una de las formas más humillantes y dolorosas de ejecución que el mundo ha conocido. Desde la perspectiva humana, hubiéramos esperado que Él rogara a Dios el Padre misericordia o que estuviera enojado con Dios y lo acusara por permitirle ser crucificado.

Si hubiéramos escrito el guion original de la escena de la crucifixión de Jesús, probablemente le hubiéramos pedido que gritara amenazas de represalias a sus asesinos. Pero nuestro Salvador no hizo nada de eso. En lugar de ello, Él pidió a Su Padre que perdonara a sus enemigos.

El Señor Jesús oró por la necesidad más importante de sus verdugos. Ellos nunca habrían podido entrar en la presencia de un Dios santo si sus pecados no eran perdonados. Cristo estaba pendiente de que sus opositores, quienes por ignorancia lo estaban matando, tuvieran una oportunidad de ser perdonados en lugar de soportar la ira de Dios.

Tal actitud de amor y misericordia también debería ser nuestra. Nosotros, a diferencia de Jesús, somos pecadores y nosotros mismos necesitamos perdón constante. Por lo tanto, cuando somos agraviados, nuestra principal preocupación debe ser que Dios perdone al que ha pecado en nuestra contra.

Un modelo excelente de esta actitud es Esteban, quien oró cuando estaba siendo apedreado hasta la muerte “Señor, no les tomes en cuenta este pecado.” (Hch 7:60) Esteban siguió el ejemplo de Cristo de amor y perdón, y nosotros debemos hacerlo también.

Por John MacArthur

Este artículo está bajo una licencia de Creative Commons.

Jeremías 33:3 (RVR 1960)

Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

Palabras Claves: John MacArthur Reflexiones

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