2 Pedro 3:18 Más bien, crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
"Crezcan en la gracia" no en algo de gracia sino en toda gracia. La raíz de toda gracia es la fe. Confía en las promesas de Dios con más firmeza que nunca. Deja que tu fe crezca en plenitud, firmeza y sencillez.
Crezcan también en amor. Pídele a Dios que extienda tu amor y lo haga más intenso y práctico al punto de influir en cada pensamiento, cada palabra y cada acción.
Crezcan también en humildad. Procura pasar inadvertido y reconoce plenamente que no eres nada. Al mismo tiempo que creces "hacia arriba" donde pasarás momentos de mayor comunión con Dios por medio de la oración y disfrutarás de una intimidad más profunda con Jesucristo.
Que Dios el Espíritu Santo te capacite para crecer "en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador" Si no creces en el conocimiento de Jesús te estás negando a ser bendecido. Conocerlo es "vida eterna" (Juan 17:3) y crecer en el conocimiento de él es aumentar la felicidad. Si no anhelas conocer más a Cristo, entonces no lo has conocido todavía. Si has tomado un sorbo de este vino, desearás tomar más. Porque solo Cristo satisface, brinda tal satisfacción que tu apetito no se sacia sino que sencillamente se estimula.
Si conoces el amor de Jesús, "cual ciervo jadeante en busca de agua" (Salmo 42:1) también tu corazón jadeará buscando tragos más profundos del pozo del amor de Dios. No obstante, si no deseas conocerlo mejor, es porque no lo amas porque el amor siempre clama: "¡Más cerca! ¡Más cerca!"
La ausencia de Cristo es el infierno, y la presencia de Jesús es el cielo. Nunca te detengas ni te conformes hasta que hayas logrado una intimidad cada vez mayor con Jesús. Procura saber más de él, conocer más de su naturaleza divina, de su humanidad, de su obra consumada, de su muerte, de su resurrección, de su siempre presente y gloriosa intercesión a nuestro favor, y de su futuro regreso como "Rey de reyes" (Apocalipsis 17:14).
Aférrate a la cruz de Cristo e indaga en los misterios de sus heridas. Un amor creciente por Jesús y una comprensión más acabada de su amor por nosotros es una de las mejores pruebas de una vida que verdaderamente experimenta crecimiento espiritual en gracia.
Por Charles Spurgeon