Mateo 23:14 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas!, porque devoran las casas de las viudas, y como pretexto hacen largas oraciones; por esto recibirán mayor condenación.
Con estas palabras registradas en Mateo 23, Jesús condenó a quienes se abusan de los más débiles o desprotegidos.
Proteger al desprotegido. Quizás esa sea parte de la razón por la que Jesús procuró ayudar a los leprosos y a los recaudadores de impuestos… porque él sabía que, si alguien los iba a ayudar, iba a ser él.
Los habitantes de una población en el estado de Missouri sintieron lo mismo cuando uno de los suyos, un sargento de la infantería de marina, murió en una emboscada en Afganistán y su cuerpo fue traído para ser enterrado en su ciudad natal.
Como ya lo había hecho en otras oportunidades, un grupo radical había decidido boicotear el funeral. Pero esta vez, la comunidad se organizó para no permitir que eso sucediera. Junto con otros cientos de personas llegadas de otras partes (incluyendo Australia), estos ciudadanos se propusieron no permitir que nadie estropeara la demostración de respeto que tanto el difunto como su viuda e hijos merecían.
¿Cómo lo lograron? Con sus automóviles bloquearon todas las calles. Luego, mientras la mitad de la gente formaba una barrera alrededor de la casa funeraria, la otra mitad bloqueaba las intersecciones por donde iba a pasar el cortejo fúnebre.
¡Eso sí que es proteger al desprotegido! Sin violencia ni agresiones, esa comunidad se organizó para ayudar a quienes necesitaban ser ayudados, en un claro ejemplo de solidaridad cristiana.
Un ejemplo que otros cristianos quizás puedan imitar. En todas nuestras comunidades hay personas que necesitan ayuda, y las personas más indicadas para darla son los cristianos. Después de todo, ¿acaso Jesús no nos ayudó –y nos ayuda– a cada uno de nosotros?
ORACIÓN: Querido Señor, ayúdame para que, en respuesta a todo lo que has hecho por mí a través de Jesús, yo también ayude a los demás. En su nombre. Amén.