Juan 19:11 No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado de arriba —le contestó Jesús.
“Las opiniones expresadas en este programa no necesariamente reflejan las de los propietarios de esta estación.”
En algunos países, esas palabras son oídas después de la transmisión de Para el camino. Debido a las multas impuestas cuando se trasgreden ciertas leyes, en algunos lugares es peligroso transmitir programas que proclamen al Señor y que condenen la inmoralidad y el pecado.
¿Cómo es en los Estados Unidos?
Quizá no es tan malo como pensamos. Al menos esa es la opinión de David Barton, un activista cristiano. Barton dice que la Oficina Federal de Impuestos no iría tras un pastor o iglesia que opine a favor o en contra de un candidato o sobre un tema ético, porque temen que podrían perder. Y si eso sucediera, temen que los 370,000 pastores de este país también expresarían su opinión, sin temor a perder su calidad de “exentos”.
Entonces, ¿está bien suponer que nuestros pastores pueden usar los púlpitos del Señor para denunciar a los líderes que han decepcionado, insatisfecho o desilusionado al pueblo? Yo pienso que no, por varias razones.
Primero, el Señor nos ha dicho que debemos orar por quienes están en autoridad. Segundo, nuestras confesiones nos dicen que no juzguemos a otros cuando no hemos sido confiados con esa autoridad.
No es que no me llame la atención la posibilidad de criticar al gobierno. Hay un buen número de representantes del gobierno cuya conducta me gustaría mencionar. Pero eso no es ni lo que somos, ni lo que hacemos.
Por sobre todas las cosas, debemos defender y obedecer y no a los hombres. Igualmente verdadero es que debemos ser muy claros en condenar el pecado. Pero primero, más importante y siempre el trabajo de un pastor cristiano, es alejar a las personas del pecado, y dirigirlas a Cristo. Eso es lo que somos… y lo que hacemos.
ORACIÓN: Padre celestial, ayúdanos a caminar el camino angosto que condena el pecado, así como a proclamar el perdón de pecados ganado por el Salvador. Concédenos el don de discernimiento, para que nuestras prioridades sean siempre correctas. Esto lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.