Salmo 86:11 enséñame oh Jehová tu camino, caminaré yo en tu verdad, afirma mi corazón para que tema tu nombre.
No tienes control sobre una emoción primaria desarrollada en el pasado cuando se activa. No sirve de nada sentirse culpable sobre algo que no tienes ningún control. Pero puedes buscar resolver el conflicto pasado y puedes evaluar inmediatamente la circunstancia presente para tener otra perspectiva. Por ejemplo, imagina que conoces a un hombre llamado Bill. Él se parece al Bill que te golpeaba de niño. Aunque él no es la misma persona, tu emoción primaria inicialmente salta a un 3 en una escala de 10. Pero mentalmente te dices a ti mismo que no es el mismo Bill, así que bajas a un nivel 2.
No sólo has usado este procedimiento miles de veces, sino que has ayudado a otros a hacerlo. Le estás ayudando a esa persona a controlarse al hacerlo pensar. Nota cómo funciona esto la próxima vez que estés viendo un juego de futbol y los ánimos exploten en el campo. Un jugador tomará a un compañero enfurecido y le dirá: “escucha, nos vas a causar una penalización y quizá hasta el juego si no te calmas” el jugador verá el conflicto desde otra perspectiva y se controlará al pensar más claramente.
Algunos cristianos afirman que el pasado no es importante. Si estás hablando de “verdad” entonces estaría de acuerdo. La “verdad” es verdad en el presente, pasado y futuro. Pero si estás hablando de la gente que en realidad está experimentando, estaría en desacuerdo.
La mayoría de la gente que argumenta que el pasado no es importante tiene más conflictos sin resolver del pasado que no están permitiendo que salgan a la superficie. Están intentando manejarse al vivir en negación. Ya sea eso o son demasiado afortunados como para no tener un pasado con conflictos. Aquellos que han tenido muchos traumas y han aprendido a resolverlos en Cristo saben lo devastador que puede ser el pasado en la realidad presente.
Por Neil Anderson
ORACIÓN
Señor no quiero vivir en la negación de mi pasado, dame la gracia para ver a mi pasado y la valentía de enfrentar la verdad en Cristo Jesús, amén.