Salmo 18:2 Jehová, roca mía y castillo mío y mi libertador, Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré, mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
La clave para experimentar seguridad en tu vida es depender de cosas que son eternas no temporales. Los cristianos muchas veces se sienten inseguros porque están dependiendo de cosas temporales sobre las cuales no tienen la capacidad o el derecho de controlar. Por ejemplo, algunas personas confían en su dinero para una seguridad material en lugar de confiar en la promesa de Dios que suplirá todas nuestras necesidades. El lugar más seguro para guardar el dinero hace algunos años era una institución de ahorro y préstamos. Pero muchos han fracasado y la seguridad que la gente había puesto en ellas se desmoronó. Sólo las inversiones eternas son seguras.
Yo creo que Dios está moviendo los cimientos del mundo. Los desastres naturales están aumentando, los reinos están siendo derribados, las fronteras políticas se están redibujando y la anarquía reina en muchos países pobres. La Escritura nos advierte que tales condiciones precederían a la Segunda Venida de Cristo (Mat 24) Esto no debe alarmarnos, debemos estar emocionados. El regreso de Cristo será el día de la iglesia para aquellos que han guardado tesoros en el cielo (Mat 6:19-21)
La seguridad sólo viene con lo que está anclado a la eternidad. Jesús dijo que tenemos vida eterna y que nadie nos puede arrebatar de su mano (Juan 10:27-29) Pablo declaró que nada nos puede separar del amor de Dios en Cristo (Rom 8:35-39) y que estamos sellados en Él por el Espíritu Santo (Efe 1:13-14) ¿Qué más seguro puedes estar que eso? Si tu confianza está en las cosas temporales y relaciones, siempre estarás sujeto a la inseguridad porque estas cosas están sujetas al fracaso y se pueden perder. El mayor sentido de seguridad que puedes experimentar es el subproducto de tomar firmemente los valores y relaciones que durarán tanto tiempo como Dios mismo.
Por Neil Anderson
ORACIÓN
Señor, mi Roca, gracias por la paz y seguridad que vienen por confiar en ti y no en las cosas temporales, en Cristo Jesús, amén.