Salmo 31:19 Cuán grande es tu bondad, que atesoras para los que te temen, y que a la vista de la gente derramas sobre los que en ti se refugian.
Quizás usted haya escuchado esta historia, o alguna similar: el gobierno está pagando más Seguro Social de lo que está recaudando. Y, según las proyecciones del Congreso, va a seguir siendo así hasta que se acaben los fondos… alrededor del año 2037.
Si usted es como yo, a esta altura ya habrá calculado mentalmente cuántos años va a tener cuando se termine el sistema del Seguro Social.
Es cierto que hay muchos que dicen que la cosa no es tan así, que “el Congreso jamás va a permitir que el Seguro Social desaparezca”. Y, aunque no soy ni vidente ni profeta, creo que probablemente tengan razón.
Pero eso no es más que una conjetura.
Lo que sí sé con certeza es que, pase lo que pase, Dios va a estar presente. Eso es lo que el Salmista estaba diciendo cuando escribió: “Cuán grande es tu bondad”. Usted y yo hacemos algunas cosas buenas, y tenemos buenos pensamientos… pero Dios es diferente. Su bondad es súper abundante.
Eso se mostró claramente en la vida, sufrimiento, muerte y resurrección del Salvador. Si Dios nos ama tanto como para sacrificar a su propio Hijo por nuestra salvación, no podemos dudar que su bondad es abundante.
Todavía más. Al contrario que con el Seguro Social, que supuestamente se va a fundir, el salmista dice que Dios tiene atesoradas bondades para quienes confían y se refugian en él.
Pase lo que pase en el Congreso, pase lo que pase en nuestra vida y en nuestro futuro, la bondad de Dios va a hacerse presente en nosotros: en épocas buenas y en épocas malas; en momentos felices y en momentos de tristeza… siempre podemos contar con las bondades ilimitadas de Dios.
ORACIÓN: Padre celestial, te damos gracias por, por más oscuro que pueda parecernos nuestro futuro, podemos confiar en tu bondad, tu gracia, y tu misericordia. Te damos gracias en el nombre de nuestro Salvador. Amén.