Apocalipsis 21:5 “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.”
¡Gloria sea dada a Su nombre! Todas las cosas necesitan ser renovadas, pues están tristemente estropeadas y desgastadas por el pecado. Ya es tiempo que la vieja vestidura sea enrollada y puesta aparte, y que la creación se ponga su traje dominguero. Pero nadie más puede renovar todas las cosas excepto el Señor, que las hizo al principio; pues se necesita el mismo poder para hacer algo de lo malo, que para hacer algo de la nada.
Nuestro Señor Jesús ha asumido la tarea, y Él es plenamente competente para llevarla a cabo. Él ya ha comenzado Su labor, y por siglos ha perseverado en regenerar los corazones de los hombres, y el orden de la sociedad. Gradualmente hará nueva toda la constitución del gobierno humano, y la naturaleza humana será transformada por Su gracia; y el día vendrá en el que el propio cuerpo será cambiado y conformado a semejanza de Su cuerpo glorioso.
¡Qué gozo es pertenecer a un reino en el que todo está siendo renovado por el poder de su Rey! No nos estamos muriendo: nos estamos apresurando a una vida más gloriosa. A pesar de la oposición de los poderes del mal, nuestro glorioso Señor Jesucristo está cumpliendo Su propósito, y haciéndonos a nosotros y a todas las cosas que nos rodean, “nuevos”, y tan llenos de belleza como cuando salieron al principio de la mano del Señor.
Por Charles Spurgeon