1 Ped 1:6 En lo cual vosotros os alegráis…
El gozo es un tema importante en las Escrituras. El salmista dijo: “Alegraos, oh justos, en Jehová; en los íntegros es hermosa la alabanza” (Salmo 33:1) “Mis labios se alegrarán cuando cante a ti, y mi alma, la cual redimiste” (Salmo 71:23)
Aun la creación misma se dice que se regocija en el Señor: “Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde” (Salmo 65:8) “Alégrense los cielos, y gócese la tierra; brame el mar y su plenitud. Regocíjese el campo, y todo lo que en él está; entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento, delante de Jehová que vino; porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad” (Salmo 96:11-13) “Los ríos batan las manos, los montes todos hagan regocijo. Delante de Jehová, porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud” (Salmo 98:8-9)
El gozo es el privilegio especial de cada creyente, independientemente de sus circunstancias. Quizá sufras un gran dolor y persecución por tu fe en Cristo, pero en medio de las pruebas más severas, Dios quiere que conozcas la profunda alegría. Es por ello que Pedro dijo: “gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1 Ped 4:13)
1 Pedro 1:6-9 identifica cinco elementos de tu vida cristiana que deben traer alegría en medio de las pruebas. El primero es tu herencia protegida. A eso se refirió Pedro cuando dijo: “en lo cual vosotros os alegráis” Otros elementos incluyen una fe probada, honor prometido, comunión personal y una liberación presente (v6-9)
La palabra griega traducida como “alegráis” en 1 Pedro 1:6 no es la palabra que se usa generalmente para regocijarse. Pedro usó una palabra más expresiva e intensa que habla de alguien que está feliz en un profundo sentido espiritual en lugar de un sentido temporal o circunstancial. Esa es la calidad de gozo que Dios otorga a aquellos que confían en Él y miran más allá de sus pruebas temporales a la gloria de su herencia eterna. Que ese sea tu enfoque también.
Por John MacArthur