La visita que Francisco está realizando en Chile y Perú coincide con uno de los momentos más críticos para la Iglesia Católica en América Latina. Según un informe publicado por Latinobarómetro, sobre el estado y la evolución de la religión en Chile y Latinoamérica entre 1995 y 2017, el catolicismo está decayendo progresivamente en la región. Si en 2013 tan sólo había 4 países con menos de un 50% de la población que se declara católica, Honduras, Guatemala, Nicaragua y Uruguay, el pasado 2017 eran 7, ya que Chile, El Salvador y República Dominicana se añadieron a esta lista.
“El catolicismo enfrenta problemas relacionados con su implantación inadecuada en el siglo XVI. Tiene clero insuficiente y no puede atender a las necesidades espirituales de la población”, asegura el misionero evangélico peruano, Samuel Escobar, que además considera que la Iglesia Católica también tiene un problema con los locales que, dice, son “insuficientes e inadecuados para un ministerio efectivo”.
El informe también registra descensos significativos en países hegemónicamente católicos y que siguen conservando una mayoría de la población. Es el caso de Ecuador, que pasa del 81% en 2013 a un 77% en 2017, y de Perú, que pierde tres puntos y pasa del 77% al 74% de católicos. Las variaciones más significativas las experimentan Argentina, que pasa del 77% al 65%, Venezuela, donde el catolicismo decrece del 79% al 66% de la población, y Panamá, que pierde que pasa del 72% al 55%. “A esta velocidad, de aquí a diez años la cantidad de países de América Latina que tendrán la religión católica dominante va a ser una minoría”, señala la directora de Latinobarómetro, Marta Lagos.
CRECEN EL ATEÍSMO, EL AGNOSTICISMO Y EL PROTESTANTISMO
Estos descensos se traducen en repuntes de la Iglesia Evangélica, especialmente en Honduras, el primer país donde el protestantismo ya supera al catolicismo, con un 39% frente a un 37% de la población, o también en Guatemala, donde la población que se declara católica es tan sólo un 2% superior a la protestante. “Las iglesias evangélicas por su herencia pietista y pentecostal movilizan a los laicos para las tareas de evangelización y discipulado, y están más cerca del ciudadano común y corriente”, explica Escobar.
También crecen el ateísmo y el agnosticismo, especialmente en Uruguay, donde un 41% de la población se declara partidaria de esta opción, en Chile, con un 38% de la ciudadanía que dice ser atea o agnóstica, y en Argentina, donde ya alcanza un 21%. Destacan países como República Dominicana y El Salvador, donde esta tendencia supera en un 7% y un 2% al protestantismo respectivamente.
“El ambiente cultural posmoderno ha traído entre las personas educadas una actitud de descreimiento y secularismo. En ambos casos el catolicismo no ha sabido responder a los desafíos del presente y no está claro todavía si el protestantismo sabrá hacerlo con el paso del tiempo. En muchos casos la conversión al protestantismo puede ser un paso inicial hacia la incredulidad y el total abandono de la fe”, manifiesta Escobar.
FRANCISCO, UN VALOR A LA BAJA
Además del decrecimiento del catolicismo en número de población, la máxima autoridad de la Iglesia Católica, Francisco, también pierde puntos en su valoración. En 2013 recibía una nota de 7,2 en Latinoamérica, sin embargo ha cerrado 2017 con un 6,8. Los países donde el Papa recibe una peor valoración son Chile, con un 5,3 y Uruguay, con un 5,6. De hecho, en el estado chileno Francisco suspende entre los sectores no católicos, que lo catalogan con un 4,7, en el caso de los evangélicos, y con un 4,6, por parte de los ateos y agnósticos.
En paralelo a la caída experimentada por su líder, también la institución católica ha experimentado un descenso en cuanto a términos de confianza populares. Este 2017 se ha situado en un 65%, el porcentaje más bajo desde el año 2011, que era de un 62%, cuando se destapó el escándalo de abusos sexuales del sacerdote chileno Fernando Karadima, contra quien el Vaticano dictó sentencia.