Juan 8:32 conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.
Cuando era un niño en la granja, mi padre, mi hermano y yo visitábamos a nuestros vecinos para compartir productos y mano de obra. El vecino tenía un pequeño perro que ladraba mucho y siempre me asustaba. Cuando venía ladrando, mi papá y mi hermano se quedaban quietos pero yo corría. ¿A quién creen que perseguía? Yo escapaba a la parte superior de la camioneta mientras el pequeño perro me ladraba desde el suelo.
Todos excepto yo podían ver que el perro no tenía poder sobre de mí, excepto el que yo le había dado. Además, no tenía poder de echarme a la camioneta, fue mi creencia la que me puso ahí. Ese perro me controlaba al usar mi mente, mis emociones, mi voluntad y mis músculos, todos los cuales estaban motivados por el temor. Finalmente un día me armé de valor, me bajé de la camioneta y le lancé una piedra. ¡He ahí el resultado, corrió!
Satanás es como un perro que ladra, engaña a la gente a que le teman a él más que a Dios. Su poder está en la mentira. Él es el padre de mentira (Juan 8:44) el cual engaña a todo el mundo (Apoc. 12:9) y por lo tanto todo el mundo está bajo la influencia del maligno (1Juan 5:19). Él no puede hacer nada con respecto a tu posición en Cristo, pero si puede engañarte a creer en sus mentiras acerca de ti y de Dios, pasarás mucho tiempo (arriba de la camioneta) No tienes que gritarle más fuerte o superarlo para ser libre de su influencia. Sólo tienes que vencerlo con la verdad. Cree, declara y actúa sobre la verdad de la Palabra de Dios y frustrarás las estrategias del enemigo.
He aprendido de las Escrituras y de mi experiencia que la verdad es el agente liberador. El poder de Satanás está en la mentira y el poder del creyente está en conocer la verdad. Debemos buscar la verdad, no el poder.
Por Neil Anderson
Padre Dios, cuando Satanás me esté acosando y confundiendo, recuérdame que Tu Espíritu Santo dentro de mí es mayor que toda la maldad que me pueda rodear, en el nombre de Jesús, amén.