Juan 14:15-18 Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
¡Lo terminaste! Tu nuevo invento parece un Walkman, así que lo llamas “Verdadman”. Te prendes la cajita de control a tu cinto y te pones el audífono sobre los oídos. El resto del mundo cree que estás escuchando música. Pero esto no es un reproductor de CD, piensas con orgullo. Es una fabulosa máquina de rectitud. En cada situación, me dice lo que es bueno y lo que es malo.
Rumbo a la escuela estás por cruzar la calle contra las señales de tránsito cuando oyes una voz en el audífono: “Romanos 13:1, 2 dice que debemos obedecer las leyes. Esta es la manera en que Dios te protege impidiendo que te perjudiques”. ¡Verdadman da resultado! Decides cruzar la calle cuando tengas paso libre.
Caminando por el patio de la escuela lleno de chicos, te topas con otro alumno. “¡Leproso!”, te dice con desprecio. Verdadman te recuerda: “No eres una basura. Juan 1:12 dice que eres un hijo de Dios”. Te sientes instantáneamente animado.
En la clase de geografía, la maestra da un examen sorpresa. No hay problema. Estás sentado al lado de la chica que es un genio en geografía. Cuando miras hacia la hoja que ella está escribiendo, Verdadman te dice: “Uno de los Diez Mandamientos es ‘No robarás’, y eso se aplica a las respuestas del examen”. Vuelves tu mirada a tu propia hoja.
Las cosas no van tan bien después de comer. Durante un partido de baloncesto, tu compañero de equipo deja caer la pelota. Para jugar, pusiste a Verdadman con tus cosas fuera de la cancha. Por eso, nada te impide que insultes a tu compañero. Más tarde, Verdadman se te cae. Estás furioso, pero lo único que oyes es “Blipblip… zoc… gubi… jazit… rrrr”. Y cuando tu mamá te pregunta si terminaste con tus tareas escolares, las baterías de Verdadman están muertas. Dices: “Casi, mami” cuando ni siquiera las has empezado. Al final de cuentas, tu invento no te sirvió.
Tener algo como un Verdadman sería fabuloso, si diera resultado. ¡Pero ya tienes algo mucho mejor! Es el Espíritu Santo que vive dentro de ti. Él te ayuda a comprender y aplicar las verdades de Dios a tu vida diaria. Tanto así, que Jesús llama con frecuencia al Espíritu Santo el “Espíritu de verdad” (Juan 15:25).
A diferencia de Verdadman, el Espíritu Santo no puede perderse, romperse ni quedarse sin baterías. Vive dentro de cada creyente, inclusive dentro de ti (ver Juan 14:17). Y nunca sucederá que el Espíritu Santo se quede a un costado de la cancha, porque Jesús dijo que fue dado “para que esté con vosotros para siempre” (Juan 14:16). Momento a momento, día tras día, el Espíritu Santo se pega a ti más apretadamente que cualquier audífono, listo para compartir contigo las verdades de Dios.
Por Josh McDowell