Mat 10:1-2 Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce apóstoles son estos…
¿Alguna vez has conocido a alguien que constantemente absorbe lo que la iglesia tiene que ofrecer, pero nunca parece engancharse en ningún ministerio donde pueda dar a otros? Yo he conocido mucha gente así. Algunos han asistido a la iglesia por muchos años y se han discipulado y han tomado clases especiales. Pero nunca se sienten capaces de ministrar a otros o incluso compartir su testimonio. Eventualmente eso tiene un efecto paralizante en su vida espiritual y en la vida de la iglesia en general.
Cuando Jesús llamó a los discípulos a Sí mismo, Él lo hizo para entrenarlos para el ministerio. Lo vemos en Mateo 10:1-2. La palabra griega traducida discípulo significa aprendiz. Apóstol se traduce de una palabra griega que significa enviar o enviado. En griego clásico se refiere a una expedición naval enviada para servir a una ciudad o país. Los discípulos son aprendices, los apóstoles son emisarios. Jesús llamó a discípulos inexpertos, pero envió a apóstoles entrenados. Ese es el proceso normal de entrenamiento.
En Mateo 28:18-20 Jesús dijo: “id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” Pablo le dijo a Timoteo “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Tim 2:2)
Tan maravilloso e importante como es aprender de Cristo, nunca debes estar satisfecho con sólo ser un discípulo. ¡Debes ser un discipulador!
Por John MacArthur