ALABAMA, EE.UU.- Los indigentes de la ciudad de Birmingham, en Alabama, pasaron a recibir la visita frecuente de Keith Akins, después de que se sintió llamado a hacer algo nuevo. “Queríamos entrar en los lugares oscuros y olvidados de la ciudad donde nadie iba”, dijo a Baptist Press.
Junto con su familia y amigos, Akins preparó las comidas y la distribuyó a los indigentes – a veces era posible conseguirle que comieran en los restaurantes. No importa donde fuera el encuentro, las enseñanzas de Jesús eran siempre el tema principal.
“Fue como leer el Evangelio”, describió. “Jesús adoraba sentarse y compartir una comida. Sólo sentíamos, comíamos y conversábamos normalmente. Construimos algunas relaciones fuertes”.
En aquella época, había comenzado una iglesia en su casa, la Church at Southside, que creció y necesitaba su propio edificio. Akins quería que fuera un lugar donde cualquiera se sintiera cómodo, pero los indigentes no se abrieron a la idea de asistir a un templo.
“Siempre he escuchado historias de que no tenían la ropa adecuada. Yo les decía a ellos que era diferente, que podrían venir exactamente como estaban, pero decían: ‘No, yo ya estuve en la iglesia antes’ y luego me contaban historias horribles. Eso rompió mi corazón”, dijo Akins.
La iglesia comenzó a reunirse en un espacio alquilado con la esperanza de incluir a los indigentes, pero ninguno de ellos entró por las puertas. “Me acuerdo que le pregunté a Dios: ‘Yo sé que el Señor los colocó en mi corazón, ¿qué quiere que haga?’. Y sentí el Espíritu Santo animándome: ‘¿Por qué no vas a ellos?’, contó.
En aquel momento, la congregación de 40 miembros desistió de renovar el contrato del alquiler y tuvieron la idea de ser una “iglesia móvil”. Ellos llevaron un camión con comida y se pararon en un estacionamiento en el centro de la ciudad.
En noviembre de 2016, en las primeras tres semanas, nadie apareció. Hoy más de 100 personas se reúnen todos los domingos en el estacionamiento de una agencia de publicidad.
Todos toman el desayuno juntos antes del culto y, al final, los indigentes reciben una cesta de alimentos. En los últimos dos años, la iglesia ha servido más de 10 mil comidas.
Akins destaca que la iglesia quiere recibir a todos con los brazos abiertos, no importa su condición. Si hay pecado, el amor de Jesús es capaz de transformar. “Son personas de diferentes estilos de vida. No todos los que vienen son desamparados – algunos están en casas y apartamentos de baja renta”, explica.
La generosidad pasó a ser una característica en la congregación del estacionamiento. Muchas veces, los miembros llevan dinero o comida para distribuir a las personas que necesitan más.
“Es una bella imagen del Reino de Dios”, dijo Akins. “Nosotros no tenemos todo planeado, pero Dios está trabajando”.