Las sequías, las inundaciones y las langostas han estado en escena en Etiopía durante meses.
En la segunda quincena de junio, los expertos indican que las langostas reanudarán su migración, intensificando aún más la crisis alimentaria en África.
Según un informe de la ONU, un enjambre de langostas promedio puede, en un solo día, cubrir 150 km y consumir el equivalente de alimentos para 35,000 personas.
Además de Etiopía, las langostas del desierto están devorando cultivos y pastos en países como Somalia, Kenia, Tanzania y Uganda.
En medio de la crisis humanitaria, los misioneros de la Misión Mundial han visto una mayor apertura al Evangelio.
“Los plantadores de iglesias realmente están viendo más receptividad al Evangelio entre los somalíes y los afar, que son los dos grupos más grandes de pueblos no alcanzados en Etiopía”.
“Y desde ese punto de vista, hay una gran oportunidad”, dijo Greg Kelley a Mission Network News.
Misión Mundial comparte la palabra de Dios con personas no alcanzadas a través de líderes locales y nacionales, que también son residentes de las comunidades.
En Etiopía, muchos trabajadores de la Misión Mundial enfrentan las mismas luchas que sus vecinos. También han perdido cultivos y conocen las necesidades de las personas que los rodean. Con eso, saben la mejor manera de abrir puertas al Evangelio.
“A medida que se identifican estas necesidades físicas, es posible que necesiten más semillas porque han perdido toda su cosecha, y eso es algo que haremos”, dice Kelley.
“Invertiremos para ayudar a los agricultores a obtener nuevas semillas para que puedan reponer sus cultivos perdidos o comprar animales”.
“Entonces, aunque no somos una organización centrada únicamente en el trabajo humanitario, invertimos estratégicamente en proyectos humanitarios que abren la puerta a compartir el Evangelio”, agrega Kelley.
Sin embargo, existen barreras para los etíopes que confían en el Evangelio. Además de los desastres naturales, se enfrentan a una posible persecución.
“Hay actividades islámicas radicales y militantes en estos lugares. Entonces, cuando las personas se convierten en seguidores de Cristo, sus vidas están en peligro. Así que poder unirse a ellos y alentarlos, ayudarlos a crecer en el conocimiento de Jesús, es realmente un desafío”, dice.