MEXICO. – La persecución religiosa contra los cristianos evangélicos es una realidad también en México. El país que posee el 82,7% de católicos y sólo el 7,5% de evangélicos.
Según un representante de la organización Puertas Abiertas, buena parte de los ataques contra la libertad de la fe evangélica parte de las comunidades indígenas convertidas al catolicismo.
“Cerca del 90% de la población de México es urbana y sólo el 3% de la población mexicana es indígena; es en ese porcentaje que ocurre la persecución a los cristianos (evangélicos)”, dijo Carlos Rodríguez, que actúa junto al gobierno mexicano en nombre de las Puertas Abiertas, para informar sobre el cuadro de persecución religiosa contra los evangélicos en el país.
Carlos explicó que en México el número de evangélicos viene aumentando, especialmente en las comunidades indígenas, viniendo de ese contexto la persecución religiosa contra los evangélicos, es por causa de la existencia de una ley que hizo del catolicismo la “religión oficial” de los indígenas en el país.
“Quien persigue a los cristianos (evangélicos) en las zonas indígenas son comunidades católicas, junto con las autoridades establecidas para esa región, y esos son los técnicos municipales”, dijo.
“Estos agentes se aferran a una ley nacional de Usos y Costumbres. Esta ley fue creada para preservar la cultura indígena en el país y, para la ley los usos y costumbres de la población indígena, constituyeron la religión católica como religión oficial indígena”, explica.
“Las poblaciones indígenas están compuestas por comunidades de 50 a 500 personas y, para el gobierno, todos son católicos. Entonces, cuando un indígena se convierte al cristianismo evangélico, él es presionado a abandonar su fe“, añade Carlos.
Persecución religiosa y contribución forzada
Según Carlos Rodríguez, parte de la persecución religiosa que ocurre contra los evangélicos en México, el gobierno tiene complicidad, porque mantiene una especie de relación de interés con los líderes de las iglesias locales para imponer determinadas actividades religiosas a las comunidades.
“Hay momentos en que esa presión aumenta, por ejemplo, en las fiestas católicas financiadas por la Iglesia Católica. De una a cuatro veces al año, la Iglesia Católica envía dinero a esas comunidades para que realicen las fiestas”, dijo.
“Además de ese dinero, el agente municipal también obliga a la comunidad a completar el valor para la fiesta y los indígenas católicos están obligados a contribuir a esas fiestas“, añade, apuntando que tales intereses no son sólo religiosos, sino económicos.
“Lo que ha ocurrido es que los indígenas convertidos al cristianismo evangélico se niegan a participar tanto del prisma y de las fiestas. Este problema, que era sólo religioso, se convierte en un problema financiero, pues dejan de recaudar más dinero y para las fiestas”, dice Carlos.
Por último, Carlos destaca que, a pesar del sufrimiento, la persecución religiosa ha fortalecido la fe de los evangélicos indígenas en México, y eso es una prueba del amor de Dios hacia ellos.
“Muchas veces, el cristiano perseguido, así como nosotros libres que estamos libres de persecución, no estamos maduros en nuestra fe. Pero nuestra fe y la fe del cristiano perseguido es lo que lo hace mantenernos en Jesús, a pesar de la persecución y todas las consecuencias que ella trae”, concluye.
