BRASIL.- Janaina Lemos es un testimonio viviente de que Dios puede rescatar a las personas que han sido participantes en la iglesia, pero que se han desviado de prácticas bíblicas. Ella, que como una adolescente se entregó a Jesús, dijo durante un servicio que a los 22 años su mente comenzó a ser bombardeada por pensamientos pecaminosos.
“Me convertí a los 17 años y empecé a estudiar la palabra del Señor. Fui notada por el pastor de la iglesia donde yo estaba con una facilidad para entender la Biblia y rápidamente fui matriculada en un seminario teológico.
Trabajaba como profesora de escuela dominical. Dentro de ese Seminario Teológico, dando clases en la escuela dominical, yo tenía una vida recta, no estaba con un pie en la iglesia y un pie en el mundo”, comenzó.
“Fui novia durante cuatro años. Yo tenía una vida de oración, de lectura, de estudio, pero llegó un momento que empecé a tener pensamientos: ‘¿Cómo me relacionará con una mujer?’ ¿Tendría amigos gays? No. ¿Yo frecuentaría alguna fiesta gay? No. ¿Tuve deseo por mujer en mi adolescencia? No. Este pensamiento ocurrió cuando yo tenía 22 años, dentro de la iglesia.
Haciendo la obra, ese pensamiento empezó a crecer y noté que me gustaba”, puntuó.
Janaína cuenta que tales pensamientos permanecieron en su mente durante un año. Ella dijo que abandonó sus cargos en la iglesia y se alejó. “Yo salí de la iglesia y empecé a relacionarme con mujeres. Perdí mi identidad de una manera que mi madre, que es una mujer de oración y pasó toda su vida orando por mí, dijo: ‘Yo no te reconozco’. Mi apariencia cambió, la forma de hablar cambió, mi ropa cambió”, dijo.
Drogas
Janaína dijo que comenzó a usar drogas como éxtasis y LSD. “Yo estoy hablando de drogas porque la homosexualidad es un medio que te juega a las drogas, tuve tres sobredosis, dos de ellas fueron terriblemente marcadas para mí. Cuando usted tiene una sobredosis, usted parece tener un pedazo del infierno dentro de usted. un recado a los padres, mi madre oyó que debía dejar de orar por mí, pero yo quiero decir para usted, no deje de orar, porque soy su fruto de oraciones”, advirtió.
“Yo seguí por un camino de muerte y desobediencia. En la segunda sobredosis pasé tres días en coma y tuve la visión de un hombre, que era el diablo, y él decía: ‘Puedes venir pamí que sólo vine a buscarte’. No hay liberación para la homosexualidad si no tienes un encuentro con Jesús. El encuentro con Jesús es el divisor de aguas para liberarte de la homosexualidad. Yo tuve ese encuentro con Cristo de una forma muy difícil”, contó.
Janaína dijo que se entregó totalmente a Jesús. “No sé cómo, pero yo voy a renunciar a todo lo que me gusta y a partir de hoy voy a ser tuya. Voy a hacer tu obra”, dijo en oración a Dios. Mi conversión no sucedió dentro de la iglesia, sucedió en un encuentro indescriptible con el Dios que te libera de todo pecado. Cuando Cristo entra en la vida de alguien, Él cambia sus valores”.