Cruel y arrogante ha sido tachado el testimonio de un joven llamado Ibrahim, ya que cuenta que mataba a los cristianos para tener “un pase directo al cielo”.
Grupos que van a perseguir a los cristianos en nombre de Dios son los que este chico frecuentaba, “Crecí en una familia musulmana donde aprendí que matar a cristianos no era sólo bueno, sino también como conseguir un paso directamente al cielo”, dice este muchacho que tiene sólo 20 años.
La organización Puertas Abiertas fue la encargada de difundir su testimonio, ya que como institución está encargada de monitorear situaciones de persecución hacia los cristianos en todo el mundo.
Luego que Ibrahim se convirtiera a Cristo, fue bien recibido por la organización, ya que este venía huyendo de su ciudad y de todas las cosas que por costumbre le habían enseñado.
“La cruz siempre me fascinó, yo nunca supe realmente lo que significaba más allá del hecho de que era un símbolo cristiano. Finalmente, entendí que la cruz era mi salvación. La cruz era mi billete gratis para el cielo, para la salvación”, expresó el muchacho que se metió escondido en una iglesia cristiana para saber más de Jesús y la salvación.
Su huida después de conocer a Cristo fue inminente, encontró un refugio temporal en casa de un amigo de fe, pero uno de sus familiares lo descubrió y tuvo que salir de allí hasta que se encontrón con el ministerio Puertas Abiertas.
A pesar de que está recibiendo ayuda de esta organización, parte de su temor no ha disminuido, “Todavía me estoy ocultando ahora, porque mis hermanos todavía están buscando para mí, para matarme, así como el hermano de la iglesia que me protege. Pero no hay como volver atrás. Antes de conocer a Cristo, yo odiaba a las personas y era muy desconfiado ” dice.
La gran enseñanza que le ha dejado esta situación que actualmente atraviesa es que para seguir a Jesucristo debemos negarnos a nosotros mismos y aprender a amar a aquellos que no compartan la misma fe en la que creemos; más allá de esta circunstancia dice que el Espíritu Santo es el que da certeza de haber hecho una buena elección, la mejor de todas.
“Cuando entregué mi vida a Cristo, tuve que dejar mi casa y todo lo que amaba. Fue cuando empecé a amar a la gente. La paz llenó mi vida. La gente mide sus vidas de acuerdo con lo que tienen, pero sé que la paz sólo viene de Jesús “ concluye Ibrahim.